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EL CUARTO CAMINO DE GURDJIEFF-BENNETT
 
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General: CHARLAS CON GURDJIEFF. Maquinas
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Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: LUISWAYUU - ASHSHUA  (Mensaje original) Enviado: 21/12/2017 23:34
CHARLAS CON GURDJIEFF.

Un día, en Moscú, hablaba con G. acerca de Londres, adonde había estado algunos meses atrás por corto tiempo. Le hablaba de la terrible mecanización que invadía las grandes
ciudades europeas y sin la cual era probablemente imposible vivir y trabajar en el torbellino de estos enormes "juguetes mecánicos".
—La gente se está convirtiendo en máquinas, dije, y no me cabe duda que un día se convertirán en máquinas perfectas. ¿Pero son capaces todavía de pensar? No lo creo. Si trataran de pensar, no serían tan buenas máquinas.
—Sí, contestó G., es cierto, pero sólo en parte. La verdadera pregunta es ésta: ¿de qué mente se sirven en su trabajo? Si usan la mente adecuada, podrán pensar aún mejor en su vida activa en medio de las máquinas. Pero una vez más, con la condición de que usen la mente adecuada."
No comprendí lo que G. quería decir por "mente adecuada" y sólo mucho más tarde llegué a comprenderlo.
—En segundo lugar, continuó él, la mecanización de que usted habla no es peligrosa en absoluto. Un hombre puede ser un hombre —recalcó esta palabra— aun trabajando con
máquinas. Hay otra clase de mecanización muchísimo más peligrosa: ser uno mismo una máquina. ¿Nunca ha pensado usted en el hecho de que todos los hombres son ellos mismos máquinas?
—Sí, dije, desde un punto de vista estrictamente científico. todos los hombres son máquinas gobernadas por influencias exteriores. Pero la cuestión está en saber si se puede aceptar totalmente el punto de vista científico.
—Científico o no científico, me da lo mismo, dijo G. Quiero que comprenda lo que digo.
¡Mire! Toda esa gente que usted ve —señaló la calle— son simplemente máquinas, nada más.
—Creo comprender lo que usted quiere decir, dije. Y a menudo he pensado cuan pocos son en el mundo los que pueden resistir a esta forma de mecanización y elegir su propio camino.
—¡Este es justamente su más grave error! dijo G. Usted cree que algo puede escoger su propio camino o resistir a la mecanización; usted cree que todo no es igualmente mecánico.
—¡Pero por supuesto que no! exclamé yo. El arte, la poesía, el pensamiento, son fenómenos de un orden totalmente distinto.
—Exactamente del mismo orden, dijo G. Estas actividades son exactamente tan mecánicas como todas las demás. Los hombres son máquinas, y de las máquinas no puede esperarse otra cosa que acciones mecánicas.
—Muy bien, le dije, pero ¿no hay quienes no sean máquinas?
—Puede que los haya, dijo G. Pero usted no los puede ver. Usted no los conoce. Esto es lo que quiero hacerle comprender."
No dejó de extrañarme que insistiera tanto sobre este punto. Lo que decía me parecía evidente e incontestable. Sin embargo, nunca me habían gustado las metáforas tan breves que pretenden decirlo todo. Siempre omiten las diferencias. Por mi parte, siempre había sostenido que lo más importante son las diferencias y que, para comprender las cosas, era necesario ante todo considerar los puntos en que difieren. De modo que me pareció extraño que G. insistiera tanto sobre una verdad que me parecía innegable, siempre y cuando no se hiciera de ella algo absoluto y se le reconocieran algunas excepciones.



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