De
este maravilloso libro "NO SABER ES FORMIDABLE, 1989" de Nathalie de
Salzmann de Etievan, discípula de nuestro amado Gurdjieff, adjunto un
extracto ... una invitación para los que tenemos alma y vocación de
maestros y profesores:
"El educador ante una nueva concepción educativa
Una educación dirigida exclusivamente al intelecto, difícilmente lleva
hacia una comprensión. En el mejor de los casos, lo único que se logra
es transmitir una serie de informaciones. Esta manera de enseñar lleva
implícita la idea de que un título universitario es el súmmum de todos
los conocimientos y hace que la gran mayoría de los jóvenes busquen
adquirir estos títulos y estos conocimientos que son fragmentados,
incompletos e inconexos. Esta posición crea una actitud limitante ante
nuevas experiencias, ante cuestionamientos y nuevas preguntas y
constituye en si misma, el fin de un proceso.
Nosotros creemos que
educares un proceso continuo. Siempre hay algo nuevo que aprender. No
somos seres terminados, concluidos... ¡afortunadamente!
Debemos
aceptar la posibilidad de que las cosas pueden hacerse mejor de lo que
se han hecho hasta ahora. A su vez, para hacer las cosas de otra forma,
se requiere que estemos dispuestos a cambiar nuestros hábitos mentales.
Empecemos nuestro día mirando lo que nos rodea, como si no lo hubiéramos
visto antes. Abandonemos nuestros viejos conceptos, nuestras cómodas
etiquetas de bueno, malo o regular. Veamos el proceso educativo, no como
una serie de pasos que tienen por fuerza que ser secuenciales -yendo de
lo más simple hacia lo más complejo- sino aceptando y comprendiendo la
interrelación de todo lo que se puede aprender.
Tal concepto abre
un horizonte prácticamente ilimitado para educar. Esto quiere decir que
la matemática no es únicamente números, es también astronomía,
astronomía es movimiento, movimiento es danza, danza es anatomía, y
anatomía, las leyes de la naturaleza, la naturaleza es vida, y educar y
aprender es vivir y comprender al mismo tiempo la vida. Ante ese mundo
que se nos abre, ninguna materia, ningún tema, ninguna práctica es
estéril o fría. Nada puede ser aburrido. Todo puede estar lleno de luz,
de color, de vibración; todo puede ser física o química y todo lo que es
física o química puede ser vida. El niño puede encontrar de esta manera
y con mayor facilidad su vocación, con la cual su inteligencia y su
emoción se unen en el entusiasmo del descubrimiento y de la comprensión,
trabajando y operando en conjunto, unidas, hacia el pleno desarrollo de
su potencial.
Educar es llevar al niño a comprender la vida tal
como es y no como él se imagina que es. Es enseñarle a defender sus
puntos de vista, aun en contra de todos, y con el sentimiento de que si
uno cede, va en contra de sí mismo. Pero también es enseñarle a
reconocer, aceptar y comprender el punto de vista del otro. Y los niños,
al igual que uno, ceden una y otra vez y hay que enseñarles a mantener
su posición, pero sin que la testarudez sea el factor dominante.
Sin embargo, para que todo esto sea posible, el maestro ha de aceptar
antes el reto. Ha debido dar los primeros pasos. Ha de iniciar el
movimiento abriendo los ojos y la mente, preparándose para recibir una
imagen del mundo que otrora era difícil de concebir. Una imagen
anteriormente fragmentada, donde cada maestro compartía una celda
estrecha con su materia y sus alumnos, y sólo había un asomarse
ocasional a la ventana de las interrelaciones.
Comprendemos y
sentimos que es hora de empezar algo diferente, basado sobre una visión
mucho más amplia y sobre la posibilidad de que el educador aprenda
mientras enseña, tomando en cuenta que mientras más da, más va a recibir
y aprender. Para ello es necesaria una dedicación casi absoluta de los
maestros. Una decisión de ser muy honesto, de tratar de comprenderse
mejor a sí mismo, al mismo tiempo que va a tratar de comprender mejor al
niño. Es prácticamente transformar la profesión de maestro en
sacerdocio.
Cuando se piensa sobre una idea y se trata de manera
honesta, uno comienza a ver lo que le falta y entonces surgen las
preguntas. Porque es sólo de pregunta en pregunta como podemos ir hacia
nosotros mismos y hacia los niños de una manera justa. Si lo que vamos a
explicar es algo extraordinario, pero que no nos pertenece, si no lo
hemos vivido, si sólo son ideas ajenas, eso no le va a dar a los niños
algo positivo ni realmente les va a servir después. Eso quiere decir que
necesitamos educamos a nosotros mismos al mismo tiempo que tratamos de
educar al niño. Siempre que tratemos algo positivo para el niño, debemos
tratarlo nosotros y viceversa. Necesitamos siempre volver los ojos
hacia nosotros, darnos cuenta de que si queremos enseñar algo a un niño,
como por ejemplo, a tener más atención de la que tiene, debemos
nosotros también pedirnos tener más.
Todo gran descubrimiento ha
comenzado por una pregunta, y con una pregunta es como un nuevo concepto
en la educación puede iniciarse. Es aquí donde empieza el concepto de
la libertad. Libertad para pensar y para que el alumno y el maestro
expresen Su opinión, su duda y su pregunta. Libertad para darse cuenta
de que el no saber no es algo limitante, sino una apertura hacia el
querer aprender, hacia el conocimiento. Por consiguiente, no saber es
formidable porque nos da la posibilidad de aprender."