Nathalie de Salzmann de Etievan. Extracto de "Tal como uno hace su cama, se acuesta"
“La pereza y la pasividad son costumbres instaladas desde la primera
infancia para impedirle a uno hacer el esfuerzo que tiene que hacer;
para rechazar el dolor que uno siente al ver su realidad. Entonces uno
se miente a si mismo tomando la vía del menor esfuerzo.
Esta vía
adónde nos lleva? Como no utilizamos nuestra voluntad ni nuestra
atención para servir a una meta, estas capacidades disminuyen
y cuando uno necesita servirse de ellas, las tiene como anquilosadas,
sin fuerza o no disponibles. Entonces, ante la dificultad, uno cae otra
vez en la vía del menor esfuerzo y es así como construye su vida: hecha
de debilidades y de obediencia a la pasividad. Esos defectos se apoderan
de nuestra energía, de toda nuestra fuerza, de toda nuestra
inteligencia, para ponernos a su servicio. Podríamos decir que nuestra
vida está al servicio de la pereza, de la pasividad y que yo, hombre o
mujer, soy el servidor de esas debilidades. Tengo que darme cuenta de
que en todo momento puedo escoger entre activarme o quedarme pasivo,
entre servir a la pasividad o deshacerme de ella.”