Mira Ignacio, a mi me parece que no
deberías desaprovechar la oportunidad de compartir con un grupo esas
sesiones de meditación. Como primera medida el objetivo no es juzgar
a nadie y si alguien se siente iluminado pues allá él. Solo tienes
que ocuparte de ti mismo, deja a los demás con sus sueños y de otra
parte la reunión de varias personas con un mismo objetivo genera una
cierta energía que es aprovechada por aquellos que están más
despiertos.
En cuanto a la intensa actividad
libidinosa de tu cuerpo no veo porqué lo consideras pestilente, o
repugnante. En este trabajo se trata precisamente de conocernos a sí
mismos, a nuestra máquina biológica humana y darnos cuenta de que
biológicamente hablando somos tan animales como cualquier otro, esa
es nuestra especie y no hay nada de asqueroso en ello. Lo que pasa es
que primero debemos conocernos y sacarnos de la cabeza esa imagen
idealizada que tenemos de sí mismos en la cual nos hemos adornado
con toda clase de atributos inexistentes, pero para conocernos no
podemos emitir juicios de ninguna clase, porque quien emite el juicio
es alguien que se cree perfecto y en nuestro interior no hay nadie
perfecto, es decir, estamos elaborando juicios en base a prejuicios
impuestos por otros en nuestra educación. Aquel que emite un juicio
se está creyendo superior a Dios, está desaprobando lo que Dios ha
hecho y esto si que es una tontería.
Una vez que nos hemos conocido, la
misma enseñanza nos indica el camino a seguir y como aprovechar esa
animalidad nuestra. No hay pues nada reprochable en una sana
actividad sexual o en sentirse atraído por las hembras, es apenas
natural. Claro que no estaría de más controlar un poco nuestro
cuerpo y no caer en depravaciones innecesarias y censurables, pero no
es necesario horrorizarse por las actividades sexuales de los
animales. También me parece que estás aun muy joven y necesitas
pasar por la mayor cantidad de experiencias posibles en la vida para
que esa parte falsa tuya se desarrolle plenamente. Porque si no a
quien es que vas a renunciar o sacrificar cuando te llegue el
momento?.
Hay un cuento de Ouspensky que me gusta
mucho y que siempre me ha ayudado en momentos como éste.
Se dice que en los tiempos de Moisés
un rey mandó a un pintor a visitar al maestro al desierto y traerle
un retrato lo mas fiel posible de Moisés para que los sabios de su
corte lo analizaran y pudiesen sacar sus propias conclusiones. El
Pintor regresó con un excelente retrato del maestro pero al ser
sometido a los análisis de los sabios llegaron a la conclusión de
que ese hombre no era una mansa paloma y que por el contrario era
portador de las peores bajezas humanas. El rey se confundió tanto
que decidió visitarlo personalmente, pues no podía ser que un
hombre extraordinario y con poderes sobrenaturales fuera una “caspa”
como afirmaban sus sabios. Al encontrarse con Moisés comprobó que
el retrato era perfecto, ante lo cual le manifestó: “estoy
desilusionado con la sabiduría de los sabios de mi corte, pues me
han dicho que eres un hombre con toda la perversidad encima y
obviamente esto no es posible, pues tu eres un santo y gran profeta”·
Moisés muy tranquilo le contestó: tus sabios están en lo cierto, a
mí la naturaleza me dotó con todas las peores debilidades humanas
pero yo he logrado dominarlas y convertirlas en mi segunda naturaleza
y es ahí donde residen mis poderes y mi mayor orgullo...
Homero. 08-09-2007