El hombre y la mujer
tienen la posibilidad de llegar a ser una Unidad, una
Totalidad; como lo dice Ouspensky: "Psicología
de la posible evolución del hombre". Pero esa posibilidad sólo
puede ser realizada por medio de un Trabajo directo sobre uno mismo hasta
lograr nuestra propia completación. Bueno, ese es el propósito que
deberíamos establecer como faro directriz en nuestra vida. Pero como no hemos
aún efectuado dicho Trabajo ni hemos establecido dicho propósito, mejor
sería partir en este dialogo expresándonos acerca del hombre y la mujer
ordinarios exclusivamente.
El hombre y la mujer
ordinarios no gozan de unidad, están divididos tanto interna como
externamente. Esa división es tripartita: la parte
Funcional, la parte del Ser, y la parte de la Voluntad. Cada parte
trabaja independientemente, de ahí nuestra falta o carencia de unidad.
La parte correspondiente
a las Funciones también es tripartita: Sensación, Emoción y Pensamientos.
Estas Funciones son tangibles, y por lo tanto pueden ser observadas, conocidas
y cuantificadas: la sensación de dolor corporal o las sensaciones de
luz y sonidos externos; los estados de agresividad o de auto-compasión
emocionales; y las asociaciones de palabras e imágenes que suceden en nuestra
parte pensante. Esas Funciones son los únicos instrumentos con
que contamos tanto para conocer el mundo externo como a nosotros mismos.
Podemos decir que las Funciones son la parte más superficial y grosera de la
Totalidad.
Atrás de las funciones está aquella parte que denominamos:
El Ser. El Ser es lo que nos hace ser nosotros mismos, es lo que hace que
las cosas sean lo que son. Como es una parte profunda y más auténtica,
no es tangible, y por lo tanto no puede ser observada ni conocida de
manera directa como la parte funcional. Sólo puede ser sentida su
presencia por medio de las experiencias directas, tanto de uno mismo
como de cualquier otra cosa o persona. El Ser es el puente que une la Voluntad
con las Funciones, y goza por lo tanto de ambas naturalezas. Por lo
tanto, la parte Ser se divide en dos naturalezas: la superior y la
inferior.
La naturaleza inferior
del Ser está totalmente involucrada con la parte funcional, digamos que se
identifica ella misma con las funciones, se siente ser los
instrumentos. Siente que las sensaciones, emociones y pensamientos que suceden
en las funciones, le están sucediendo a ella, que ella es eso. La naturaleza
superior tiene la posibilidad de relacionarse directamente con
la Voluntad, que es la tercera parte. Cuando eso suceda, habremos
realizado nuestra Completación o Individualidad.
De la tercera parte
correspondiente a la Voluntad no podemos decir nada, porque está más allá de lo
existente, sería parecido a la nadidad. Nunca podrá ser conocida, ni de manera
directa ni por medio de la experiencia. Es algo parecido al Tao del Taoísmo,
todo lo que digas, imagines, infieras, sueñes o deduzcas: ¡No es el Tao!
Bueno, tomando en cuenta
lo anterior, y basándote en tus propias experiencias: ¿cómo encuadras lo
que mencionas con esto?
¡Ah!, se me olvidaba. El
Rasgo Principal reside en esa naturaleza superior del Ser o de la Esencia. Y
por lo tanto, sólo la Voluntad podría conocerla y convertirla en su sirviente;
porque verdaderamente el usurpador de nuestra Voluntad es exactamente ese Rasgo
o debilidad principal. Toda nuestra esclavitud parte precisamente de esa
situación. Liberación significaría liberarnos de ese Rasgo, pero sólo la
Voluntad lo podría realizar; nosotros no podemos liberarnos a nosotros mismos
ni por nuestros propios esfuerzos, sacrificios o deseos, porque todo
eso precisamente viene a partir de ese Rasgo.
ANONIMO...?????????