VIDA.-
QUIERO QUE EMPIECEN por preguntarse a sí mismos “¿Qué es la vida?” Con
eso no quiero decir, “¿Cuáles son las formas vivientes, cuáles son las
manifestaciones de la vida; plantas, animales y lo demás?”, sino “¿Qué
es la vida?”
También, piensen para sí mismos que la vida no está
solamente en la superficie de este planeta, sino que está en todos
lados. ¿Qué es esa vida que está en todos lados, de la cual las plantas y
animales y nosotros los hombres somos manifestaciones? ¿De qué somos
manifestaciones? Solo quédense sentados y pregúntense esta interrogante.
Para ver lo que quiero decir con esto, tienen que distinguir entre lo
que es manifiesto y lo que lo manifiesta.
Yo soy una
manifestación de humanidad, y todos nosotros somos manifestaciones de
humanidad. Nuestra humanidad es nuestra naturaleza esencial; nuestra
manifestación es nuestra naturaleza existencial. Lo que vemos es la
manifestación, es decir, la existencia. Lo que no vemos es lo
no-manifestado, es decir, la esencia.
Así que, si hago la
pregunta “¿Qué es la vida?”, con “Vida” me refiero a la esencia que se
manifiesta como cosas vivientes, en formas vivas. ¿Qué es eso?
Todo el mundo existente es la manifestación de la Fuente Insondable. La
vida es sólo una parte de ella. Ni siquiera una parte muy grande. Por
mucho, la parte más grande no es viviente. Está el universo material, o
todas las cosas no vivientes. ¿De qué forma se diferencia la vida de
ellas, que podemos decir que la vida es una manifestación de ella?
Nuevamente, lo que no está vivo es muy diferente si es inerte y pasivo,
o si es de un poder y energía muy altos. Por ejemplo, si comparamos la
Luna y el Sol, podemos decir que la Luna no está viva; hasta podemos
decir que no hay vida en la Luna. Es un típico “no viviente”. Pero no
podemos hablar del Sol de la misma forma. El Sol está
inconmensurablemente por arriba de la vida –es la manifestación de un
Poder Creativo.
Creo que no podemos más que sentir que el Sol está más que vivo.
La vida depende del Sol, y la vida ha recibido todo del Sol desde su
primera aparición en la Tierra. Y hay innumerables millones de soles,
muchos de ellos mucho más grandes que el nuestro. Todo esto no es una
manifestación similar a la vida. Si hay algo en este Universo existente
que se podría llamar una manifestación del poder de Dios, sería el Sol y
tales seres grandiosos que son fuentes creativas en el Universo.
No será difícil, pienso yo, que ustedes acepten que el Sol es una
manifestación del Poder Creativo. No será difícil creer que la Luna es
una manifestación de la sustancia primigenia de la cual está hecho el
mundo, la materia prima del mundo, antes de que entrara en actividad. La
vida en sí no es una manifestación de lo inerte y lo pasivo, o del
poder creativo activo. Entonces, ¿la vida de qué es una manifestación?
Gurdjieff expresa la Ley de las Tríadas así: “Lo superior se mezcla con
lo inferior para dar lugar a lo de en medio.” Lo alto es el poder
creativo; esto es el principio de afirmación. Lo inferior, en este caso,
es el mundo material, que es pasivo o receptivo; es en este mundo que
la creación ocurre, y es de este mundo que la vida surgió. La vida es la
portadora de la tercera fuerza, la de la reconciliación. Esta es la
primera cosa que hay que entender.
Quizá esto ya se haya dicho
antes, y se les haya ocurrido a ustedes antes, pero tiene que ser más
que algo de lo que se acuerden. Debe entrar realmente en su
entendimiento, de manera que no se les olvide cuando vean a la vida. La
vida es la manifestación de la Fuerza Reconciliadora en el Universo.
Podemos decir que la acción creativa, la cual se manifiesta, por
ejemplo, en el Sol, es la manifestación de la Fuerza Afirmadora. Las
palabras del Corán “Sea y fue” están conectadas con el Sol. El Sol ha
sido visto como una manifestación del Creador; aparece así en diferentes
panteones, especialmente en Egipto. Podemos decir que estamos en
presencia aquí en nuestro sistema solar de una manifestación del Poder
Creativo. Por supuesto, el Sol fue visto como el Creador mismo, en lugar
de ser visto como la manifestación del Creador. Esto es un malentendido
porque el Sol pertenece al mundo existente y no es divino por sí mismo.
Es una equivocación venerar al Sol, pero es correcto ver al Sol como
una manifestación del Poder Creativo. Pero, ¿qué es ver a la Vida como
una manifestación del Principio Reconciliador, que la vida es el enlace
entre el Poder Creativo y el mundo material inerte?
Así como la
veneración del Sol como el Creador es equivocada porque el Sol es sólo
una manifestación del Poder Creativo, así también la veneración de la
Naturaleza es errónea, porque la Naturaleza no es en sí misma el
Principio Reconciliador, sino sólo una manifestación de ello.
Para poder ver a la vida de manera correcta, la tenemos que ver como una
manifestación de un principio universal que no sólo está presente en
esta Tierra, sino en todos lados. De la misma forma que hay
manifestación del poder creativo en todo el Universo y también la
manifestación del principio pasivo, en todos lados debe de haber una
manifestación de la vida, aunque por supuesto, no necesariamente en la
forma que la conocemos en esta Tierra.
Nosotros conocemos las
propiedades de la vida, pero éstas son manifestaciones de la vida. Si
miramos la esencia, es decir, a lo no manifestado, entonces no debemos
verla en términos de lo que vemos externamente. En el Libro del Génesis,
los Elohim separan la luz y la oscuridad, separan el día y la noche,
separan la Tierra y el firmamento, traen vida a la Tierra y presiden la
evolución desde formas vegetales y animales hasta el hombre. Esta
explicación de la Creación data del tiempo del cautiverio en Babilonia, y
fue tomada de fuentes caldeas, no de egipcias. Fue desde el cautiverio
Babilónico que los israelíes empezaron a entender la importancia del
Principio Reconciliador.
Después, esto fue preservado en escuelas
del Norte de África, particularmente en Alejandría. Cuando la doctrina
cristiana se iba desarrollando y empezaba a surgir de la conciencia más
profunda del pueblo cristiano, había dos escuelas que contribuyeron más:
una en Antioquía y una en Alejandría. La escuela alejandrina pertenecía
a una tradición muy antigua, mucho antes que Cristo, y fueron ellos
quienes realmente entendieron más profundamente lo que se ha expresado
de manera mucho menos clara en los Evangelios, los primeros documentos
cristianos, es decir, el significado de la Trinidad.
Fue
realmente a través de la influencia de esta escuela que en el Credo se
hayan introducido estas palabras para la tercera persona de la Trinidad:
“El Espíritu Santo, el Señor y Dador de Vida.” Lo que dice en términos
sencillos es que la vida viene del Espíritu Santo, del Principio
Reconciliador en la Triada Divina. Estas palabras en el Credo son lo que
es llamado un Legominismo. Fueron puestas ahí para que la gente siempre
pudiera encontrar el verdadero significado, pero se ha hecho muy poco
de esto.
Mucha gente repite esto vez tras vez y no se detiene a
preguntar: “¿Cuál es la conexión especial entre la vida y el Espíritu
Santo? ¿Cuál es la conexión especial entre el principio de vida y el
principio de la reconciliación, el Amor de Dios por la Creación?”
Pero hoy más que nunca tenemos que entender el significado de estas
palabras, porque si no llegamos, no sólo a aceptar, sino a vivir lo
sagrado de la vida en nuestros corazones, no seremos capaces de cumplir
con nuestro papel en los cambios venideros en el mundo. No es solamente
que no debe de haber matanza de la vida. No es eso, porque la vida y la
muerte son inseparables una de la otra. Sabemos muy bien que la vida
tiene que alimentase de la vida, y no hay nada que viole lo sagrado de
la vida en esta dependencia de una forma de vida sobre otra.
Donde se viola lo sagrado de la vida es si se deja de tomar en cuenta su
papel como Principio Reconciliador, y se trata como si no fuera
diferente de las cosas materiales.
Donde el hombre ha destruido
gratuitamente bosques, no para su alimentación, sino para su
conveniencia, siempre ha habido una pena que pagar. Esos países llegan a
ser devastados y convertidos en desierto, y la gente se ve obligada a
sufrir las consecuencias por muchas generaciones.
Debemos
acostumbrarnos a ver a la vida y a cada cosa viviente como una
manifestación del Espíritu de Dios, del Espíritu Santo, no sólo nosotros
los hombres, como somos o como deberíamos ser. Estamos desacostumbrados
a esto, a pesar del hecho de que aquellos que son Cristianos declaran
siempre que repiten el Credo, que creen que el Espíritu Santo es el Amo y
Dador de Vida. Tratan a la vida como si fuera algo subordinado al
hombre.
No lo es. La vida es un principio infinitamente grande.
Tiene propiedades que son muy diferentes de las del Poder Creativo, así
como de las del mundo material. La vida es capaz de mantenerse a sí
misma. La vida y todos los seres vivientes tienen este poder de
auto-renovación o auto-reproducción, de mantener su propia existencia
frente a un ambiente indiferente o incluso hostil. En la vida siempre
hay el germen de la libertad.
Las leyes de la vida vienen de la
vida misma. La maravillosa interrelación de todas las formas vivientes
en esta sola Tierra es algo que ha emergido con el surgimiento de la
vida. Es realmente verdadero decir que la vida crea sus propias leyes o
que es un poder independiente en el mundo. En mi libro El Universo
Dramático hablé de la vida como autonómica, teniendo sus propias leyes,
capaz de ser libre en sí misma; el mundo material como hiponómico, que
significa bajo leyes, subordinado a leyes; leyes de la física y la
química y todas las demás; y el poder creativo como hipernómico, o
arriba de las leyes, porque es capaz de traer lo que es nuevo y no
depende del pasado.
Ahora tenemos que hablar de la vida en su
esencia, ni siquiera en su fuente. La fuente de la vida es el Espíritu
Santo o el Principio Reconciliador. ¿Pero cuál es la esencia misma de la
vida? Esto no se puede saber o describir. Cuando empieza a revelarse a
nosotros, puede ser llamado amor, pero al llamarlo por un nombre, no
significa que saben lo que quiere decir. Por lo tanto, voy a usar un
nombre neutral para describirlo. La esencia de la vida es una, la misma
en todos lados, en todos los mundos donde hay vida –y en todos los
mundos, de alguna manera, hay vida, porque el Principio Reconciliador
está presente en todos lados. Yo lo llamo simplemente el Principio de la
Vida Cósmica.
Para aquellos de ustedes que saben acerca del
Subud, en el libro de Pak Subuh Susila Budhi Dharma, se llama daja hidup
besar, la Gran Fuerza de la Vida. Se dice que es la fuente de toda la
acción espiritualizadora en nosotros.
Tomado del facebook