Creando a Dios.
Mucho se escucha decir a muchas personas que dios no existe. Esto es
verdad en el ámbito de realidad en vida de aquellos que afirman esto, y
mayormente por el relevante motivo de que la percepción de la realidad
divina debe ser creada dentro del aparato perceptual humano. Esto es lo
mismo que un equipo de radio que solo recibe ondas AM y no FM, y que
para que perciba las ultimas debe ser modificado. De este modo el hombre
no nace con la capacidad de ver el dominio
de lo divino, esta capacidad debe ser creada en dentro de él, a lo
largo de su existencia y por esfuerzos específicos realizados sobre si
mismo.
A su vez la
creación de esta capacidad de ver lo divino, le transforma a él o ella
en parte de este orden divino, el o ella es ahora Dios. Esto es lo que
se significa volverse consciente. Uno se vuelve consciente de la
dimensión eterna del mundo, de la inmortalidad y de todas sus
posibilidades. La mayor y más grande las posibilidades que se abren en
este contexto es formar parte del dominio mental de Dios y trascender,
después la muerte del cuerpo físico, a través de este dominio psíquico o
mental del orden divino. De este modo la persona que afirma que Dios no
existe, está absolutamente en lo correcto, Dios o la dimensión divina
que corresponde a la escala humana no puede llegar a existir en él.
La creación del orden divino dentro de uno mismo, requiere de
específicos esfuerzos relacionados principalmente con la transformación
del sufrimiento y de las emociones negativas a través del esfuerzo del
Recuerdo de Si. El amanecer del sol es un recordatorio diario de la
creación del acceso a la realidad divina de los centros superiores de
uno mismo. Nuestros centros superiores son este equipamiento completo y
mejorado que nos permite ver lo divino y ser parte de él. Una imagen de
William Blake llamada Dios creando el Universo, sugiere esta misma idea…
la de un esfuerzo realizado en crear un espacio interior para la
existencia de dios en nosotros mismos.