Ovejas descarriadas de la filosofía
Gurdijeff_/Ouspensky_/Orage
Por Gorham Munson
El 29 de octubre de 1949, en el Hospital Americano de Paris, moría el
griego caucasiano llamado Georgy Ivanovitch Gurdijeff. Unas pocas noches
más tarde en Cooper Union, New York, se entregaba una medalla al
revolucionario arquitecto Frank Lloyd Wright. Cuando la ceremonia había
terminado, Wright solicitó permiso al Presidente para hacer un anuncio.
“El hombre más grande del mundo” dijo, “ha muerto recientemente. Su
nombre fue Gurdijeff.” Muy pocos, si es que alguno, entre la audiencia
de Wright, habían escuchado ese nombre anteriormente, lo que es
totalmente comprensible, ya que Gurdijeff evitaba a los reporteros y se
las arreglaba la mayor parte del tiempo para mantener alejados los
medios publicitarios.
De todas formas, había una clase de publicidad
que mantuvo por Europa y América y estaba relacionada con la lengua
humana: el rumor. En 1921 se mostró en Constantinopla “Él esta viniendo a
Constantinopla”, dice el científico Británico, J.G. Bennet, “ era
transmitido por el rumor habitual de bazares. Se decía que Gurdijeff era
un gran viajante y lingüista que conocía todos los idiomas de Oriente,
reconocido por los Moslems de ser un convertido al Islam y por los
Cristianos por pertenecer a algunas oscuras sectas Nestorianas” En
aquellos días Bennett, quien es ahora un experto en la utilización del
carbón, estaba encargado de la sección de Inteligencia Británica
trabajando en Constantinopla. Conoció a Gurdijeff y no lo encontró ni
Moslomita ni Cristiano. Bennett comentó que sus logros lingüísticos
terminaban cerca del Mar Caspio, de tal manera que podíamos conversar
con dificultad en una mezcla de tártaro y turco. De todas formas sin
lugar a dudas el poseía un conocimiento muy diferente a los itinerantes
Sheikhs de Persia y transcaspianos, cuyo arribo en Constantinopla había
estado precedido de rumores semejantes. Ellos estaban por sobre todo
asombrados de conocer a un hombre casi sin información de ningún
lenguaje europeo, que tenía un conocimiento práctico de física, química,
biología y astronomía moderna, y capacitado para hacer comentarios
sobre la nueva y fascinante teoría de la relatividad, e incluso de la
psicología de Sigmund Freud”.
Para Bennett, Gurdijeff no parecía un
sabio del Este. El estaba poderosamente construido_ su cuello con
ondulaciones musculosas_ y aún teniendo una estatura mediana, era
físicamente dominante. Tenía la cabeza rapada, una delineada cara
morena, penetrantes ojos negros, y un recortado bigote que se curvaba
hacia los costados. En sus últimos años abdomen abultado. Pero en lo que
se refiere a la reputación de Gurdijeff siguió el modelo de los swamis,
gurues y maestros que vagaron por el mundo del oeste: su paso por el
este estaba cubierto por un velo de misterio. El único hecho conocido
era su aparición por Moscú en 1914.
Gurdijeff nació en Alexandropol,
una ciudad Armenia, en 1866. Su padre era un tipo de bardo local. Se
dice que siendo muchacho fue educado por un sacerdote pero luego en la
juventud se unió a una sociedad llamada Buscadores de la Verdad, y se
fue con este grupo a una expedición al Asia. Estuvo en Asia muchos años y
entonces llegó a Moscú donde se decía que planeaba producir un ballet
llamado “La lucha de los magos”.
...
Se conoce mucho más a
cerca de Gurdijeff después de 1914. Un libro recientemente publicado de
P.D. Ouspensky que el autor llamó Fragmentos de una Enseñanza
Desconocida, pero que el editor dio el nombre En Busca de lo Milagroso,
ofrece un acercamiento de la relación de Ouspensky con Gurdijeff por un
período de diez años. De la primera entrevista con Gurdijeff Ouspensky
dijo: “No solo que mis preguntas no lo confundían sino que además, me
pareció, en ponía mucho más en la respuesta de lo que yo había
preguntado.” Por 1916 Ouspensky mantenía conversaciones telepáticas con
Gurdijeff . El incluso recuerda como Gurdijeff transfiguró toda su
apariencia en un viaje en tren, de modo que un periodista de Moscu lo
tomó como un impresionante “rey del aceite de Baku”y escribió a cerca de
este desconocido compañero de viaje. La parte más grande en el libro En
Busca del Milagro consiste en copiosas notas que Ouspensky tomó de las
lecturas de Gurdijeff en Petesburg y Moscú, que nos ofrece a nosotros
la única visión completa y creíble del sistema de ideas de Gurdijeff.
De hecho es en esta exposición de Ouspensky en la que Gurdijeff intenta
tender un puente entre el conocimiento del Este y la forma de
pensamiento del Oeste; él trataba de unir la filosofía del Este con la
ciencia del Oeste.
Para nosotros en América la historia de
Gurdijeff, es la historia de tres hombres a los que llamé “filósofos
descarriados”. Gurdijeff era el maestro y los otros dos_ Alfred Richard
Orage quien murió a fines de 1934, y Peter Demianovich Ouspensky quien
murió a fines de 1947_ quienes eran sus principales discípulos. Yo los
llamaba filósofos, otros los llamarían psicólogos; y muchos los llamaban
charlatanes. Como sea que los llamasen; ellos eran ovejas negras: eran
vistos como interrogantes por los filósofos profesionales y
psicologistas por la variedad de sus enseñanzas. No eran tampoco
aceptados por teosofistas místicos y ocultistas. Ellos se mantuvieron a
parte y su llamamiento fue hacia lo que yo llamaría, a falta de una
palabra más inclusiva, intelligentsia.
Es imposible asimilar a
Ouspensky, Orage y Gurdijeff en ninguna escuela del pensamiento
reconocida en el Oeste. En Nueva York los obituarios de Gurdijeff lo
mencionaban como “fundador de una nueva religión”. Fue así como el
enseñó a sus seguidores a atenerse a la “paz de la mente y calma”. Hubo
un incidente de un novelista que se llamó a sí mismo “místico natural”.
En medio de una cena con Gurdijeff en Montmarte, este novelista saltó y
gritó, “yo pienso que usted es el Diablo” y salió corriendo del
restaurante. Lo cierto es que Gurdijeff violó todos nuestros
preconceptos de un “líder espiritual” y a veces repelió a los
“buscadores religiosos”.
Desde mi punto de vista, el hombre era un
enigma, y eso significa que mi valoración debía ser necesariamente una
valoración suspendida. La suposición de que él estaba fundando una
religión no se sostendría. Y yo no creía que fuese un demonio fuera de
las páginas de Dostoevski. Hay un viejo dicho sobre que un maestro será
juzgado por sus alumnos, esa era la prueba sobre la que Gurdijeff tenía
conocimiento querían obtener dos de las más importantes mentes de
nuestra época. Estas mentes pertenecían al editor inglés, A.R. Orage y
el filósofo matemático ruso, P.D. Ouspensky. Ambos rendidos a Gurdijeff.