Estimado don Carlos,
Espero que se haya tomado unas lindas vacaciones con sus discípulos en Europa y que regrese con las pilas bien recargadas para seguir guiando este rebaño de niños que ahora lo apreciamos más que a nuestro propio papá.
No se si en nuestro caso valen las disculpas o no pasan de ser un mero cumplido propio del programa establecido en nuestras neuronas, pero lo cierto es que me siento bastante mal cada vez que descubro lo tonto y distraído que soy.
Hace bastante tiempo que guardaba en mi PC el prólogo y los primeros capítulos de su libro, El Camino de un Hombre. Recuerdo que el prólogo lo leí un par de veces pero los siguientes capítulos no los llegué a mirar ni una vez. De repente en estos días me metí a la comunidad y me encontré allí todo el texto completo y de inmediato me puse a la tarea de leer los dos capítulos siguientes y me llevé una gran sorpresa al encontrar allí claves y respuestas a varios interrogantes que yo tenía. Todo ello, junto con una aportación que hizo últimamente Glip. me hizo comprender muchas de las interrogantes y dificultades vividas por mí mismo en esa lucha permanente con mi programación y comprendí que todos los buscadores pasamos mas o menos por las mismas dificultades y que todo lo que he descubierto o percibido en mí mismo acerca de mi mecanicidad es lo mismo que nos pasa a todos.
Últimamente me mantengo en una lucha tremenda con mi manera violenta de reaccionar a todo, sobre todo porque solo lo veo después de que han ocurrido los incidentes. Otra cosa es mi costumbre de juzgar y criticar a los demás, siempre negativamente.
Tengo un pequeño negocio de venta de comidas y desde hace algún tiempo para acá viene a comer un tipo con su esposa y por más que trato no puedo sustraerme a la molestia que me produce su presencia. Le he tirado mucha cabeza al asunto tratando de ver que es lo que se revuelve dentro de mí apenas los veo, pero lo cierto es que me cae tan gordo el tipo ese que me provoca cogerlo y retorcerle el pescuezo. Me molesta su mirada, su risa estúpida, su acento de voz, los comentarios que hace con su mujercita, todo, todo. Cada vez que viene trato en lo posible de no atenderlo, porque me temo que con una sola palabra que me diga medio fuera de lugar lo voy a estrangular. Siento que sería el hombre más feliz del mundo pegándole un par de tiros. ¿Será que me veo reflejado en él?
Y lo que es peor es que creo saber a que se debe: le tengo miedo. Pero no puedo saber porqué, por más que le tiro cabeza al asunto. Obviamente que cuando me coloco en mi otra parte interior comprendo que es una gran bobada y soy hasta capaz de saludarlo y todo. Pero del otro lado no. Además su mujer la veo igual de estúpida a su marido. Comen lo mismo, se lamen mutuamente el uno al otro, ella le celebra todas sus estúpidas bromas, se dan bocaditos en la boca el uno al otro. Etc. Etc.
Bueno, creo que esto le dará mucha risa a todos pero creo que todos nuestros problemas son parecidos y es en situaciones como esta que uno ha de descubrir esas berreras que lo mantienen atrapado y no lo dejan despegar.
Le ruego que me disculpe el atrevimiento, pero creo que el resto de su libro debe estar lleno de enseñanzas valiosísimas y, sobre todo, prácticas, ya que pertenecen a una persona que lo ha vivido en carne propia. Si fuera posible obtener, aunque solo sea el siguiente capítulo, se lo agradecería un montón. Seguramente encontraré allí esa ayuda que necesito y que no se como conseguirla.
Bueno mi queridísimo don Carlos, le deseo lo mejor dela vida.
Homero.
P.D.: ¿Sería posible conseguir la película que menciona Glip ?