¿POR QUÉ LOS MOVIMIENTOS?-Mme.de Salzmann.
No nos preguntamos por qué Gurdjieff introdujo los Movimientos como una
de las prácticas más importantes para vivir su enseñanza. ¿Por qué los
Movimientos? Algunos encarnan un conocimiento muy elevado que representa
las leyes. Otros fueron dados simplemente porque sus alumnos
necesitaban trabajar de una cierta manera. Du¬rante algunos periodos,
Gurdjieff dedicaba muchas horas al día a los Movimientos; los adaptaba
para que correspondieran a la etapa del trabajo de las personas. Por
ejemplo, en algunas oportunidades era la sensación del cuerpo la que no
se había desarrollado, y la atención, la que no permanecía en el cuerpo.
En otras ocasiones, era el pensa-miento el que no era libre y el que no
podía estar abierto a una energía sutil. Los ejercicios requerían
entonces que la energía se dirigiera de una cierta manera y siguiera un
cierto trayecto. Esto aportaba una ex¬periencia de una calidad diferente
que permitía al alumno compren¬derla mejor y ponerla en práctica en la
vida. Al mismo tiempo, el tra¬bajo sobre los Movimientos permitía una
experiencia directa de las leyes que gobiernan la transformación de la
energía. Esto incluía el símbolo del Eneagrama, del cual Gurdjieff decía
que era casi impo¬sible de comprender sin la experiencia del
sentimiento obtenida por la participación en los Movimientos basados en
él.
El universo está compuesto de energías que pasan a través de
no¬sotros. Cada movimiento dentro y fuera de nosotros es un flujo de
energía. Esa energía va donde es llamada. No podemos impedirlo. Estamos
sujetos a las fuerzas que nos rodean. O estamos relacionados con una
energía que es un poco más elevada o estamos tomados por una energía que
es más baja. No somos una unidad, no somos uno. Nuestra energía no está
contenida en un circuito cerrado, en el cual podría ser transformada.
Esto le permitiría entrar en contacto con otra energía de la misma
calidad para formar un nuevo circuito, una nueva corriente. Mientras una
corriente de energía más elevada no se esta¬blezca en nosotros, no
tendremos ninguna libertad.
Hay una energía que viene de una parte
superior de la mente. Pero no estamos abiertos a ella. Es una fuerza
consciente. La atención es una parte de esa fuerza que debe ser
desarrollada. Sin esa fuerza, estamos tomados, y nuestros movimientos
son automáticos. La cabeza puede en¬tender, pero el cuerpo se queda como
un extraño. Y sin embargo, es el cuerpo el que tiene que sentir esa
fuerza. Entonces, si la siente, obede¬cerá; las tensiones caerán y los
movimientos podrán ser libres. No se¬remos tomados y los movimientos no
serán meramente automáticos.
La conciencia del movimiento en acción
requiere atención total. La calidad de esta atención nos llama a una
experiencia de Presencia total. Esta atención perfecta es una
posibilidad dada por la naturaleza. En el momento de hacer un movimiento
particular, ya no pensamos en el movimiento que pasó o en el movimiento
que viene. Ya no bus¬camos expresar la idea de una dirección, una
actitud que nos impon¬dríamos. Estamos totalmente atentos a una energía
que necesita ser libre para permanecer contenida en el cuerpo de una
cierta manera. Uno sólo puede conocerla sometiéndose a ella.
Los
Movimientos exigen una Presencia; al mismo tiempo tienen que hacerse
libremente. Nos enseñan cómo ser en la vida. En lugar de estas
reacciones incesantes que son las respuestas condicionadas de nuestro
automatismo, hay la posibilidad de una acción que viene de la visión, de
una fuerza consciente que es más elevada.