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Al practicar la observación de sí, uno puede adquirir un superávit de
energía al final de la jornada, la energía requerida para el desarrollo
interior y la transformación que es nuestra meta, nuestro propósito y
nuestro derecho innato.
Además de detener el escape de mi energía,
puedo trabajar para crear más energía incrementando mis propios
esfuerzos. Si uno tiene un día irritante en el trabajo o en la casa,
con pensamientos revueltos mezclados con emociones (rabia, violencia,
culpa, autocompasión, aprensión sobre el día siguiente), aunque las
energías sean drenadas por todo esto, debe recordar que no todas las
energías se pierden. Lo que más probablemente se gasta es la carga de
energía de los centros emocional e intelectual. Recuerde que la tercera
fuente reside en el centro motor. Póngase sus zapatos de trotar, corra
algunas cuadras, súbase a su bicicleta, haga una caminata, haga una
sesión de ejercicios. No sólo habrá allí suficiente energía física, sino
que al usarla de la manera dicha, usted estará recargando las baterías
descargadas de los otros centros y sobre todo, usted estará haciendo un
esfuerzo de trabajo.
Hay también otras maneras. La música puede
establecer contacto con nuestro centro emocional; un crucigrama o una
novela de misterio pueden establecer contacto con nuestro centro
intelectual. Hacer una llamada telefónica o hasta escribir un diario
puede estimular cualquiera de esos dos centros. Si uno usa
conscientemente estas herramientas, alguna de ellas aliviará la presión
del momento presente. Estas actividades, conscientemente practicadas, le
ayudaran. Pero si son realizadas de manera mecánica, no prestarán
ninguna ayuda en absoluto a su transformación interior.
Esto es la
conciencia de sí, es intentar vivir de manera más consciente. Recuerdo a
uno de mis instructores cuando me preguntó deliberadamente: —John, ¿practicas el vivir conscientemente todos los días?
La energía también puede ser incrementada mediante el esfuerzo por
lograr la inmovilidad interior. Cuando practico mi ejercicio matutino,
me doy cuenta de que la calidad de mi sitting corresponde a la calidad
de mi energía. Cuando comienzo a entrar en el vacío, me siento liberado
de mi cuerpo, y más cerca del nivel no mental, trato de retener esto, de
prolongarlo. Aun así se desvanece, se me escapa. Yo sé que si
tuviera más energía, un tipo diferente de energía, podría permanecer en
este estado por más tiempo y posiblemente hacer contacto con las fuerzas
superiores. El esfuerzo por crear y prolongar la inmovilidad interior,
el silencio interior, en sí mismo crea energía de vibraciones más finas.
Esa es la ley. Poco a poco esa energía y esas vibraciones retornan a mi
cuerpo. Ellas tienen un efecto químico, o más bien alquímico en todo mi
organismo.
He aquí cuatro ideas que han sido de ayuda para mí en mi búsqueda relacionada con la energía: 1) Puedo conservar mi energía pensando más conscientemente. 2) Para evitar el desperdicio de energía durante una depresión, tengo que hacer esfuerzos. 3) Debo tener pensamientos más livianos y pensamientos más prolongados. 4) La calma interior crea energía más fina. J. Fuchs, Cuarenta años tras los pasos de Gurdjieff
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UN ENCUENTRO CONSIGO MISMO ¿Es esto posible? El hombre es un desconocido para sí mismo. Desconoce tanto sus defectos principales como sus cualidades, su enorme potencial. El hombre es una máquina, afirma Gurdjieff. Aseveración ruda y a la vez provocadora, pero puede dejar de serlo –agrega. Entonces, hay una situación dada y una esperanza. Primero, ¿será así, seremos máquinas? Es el primer paso: comprobar por nosotros mismos, a través de nuestra propia experiencia vivida, la verdad o el error de semejante aserto. Pero, ¿cómo hacerlo? He aquí el primer inconveniente: encontrar la puerta que nos permita el acceso al conocimiento para probar por nosotros mismos un contacto con lo real. Este camino puede empezar en lo visible por la frase de un libro, una palabra oída al pasar, una experiencia sin explicación, etc., pero en realidad, ha empezado antes, en esa pregunta silenciosa, inexpresable pero sentida en lo profundo por el buscador que lo hace atento a esa frase, a esa palabra, a esa experiencia.
Tal vez aquí hay una puerta abierta al encuentro con uno mismo, sobre esta sorprendente y revulsiva afirmación de George Ivánovich Gurdjieff. |
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EL TRABAJO SOBRE SÍ MISMO
Si, existe la posibilidad de que una persona ordinaria llegue a ser
consciente para transformar su Ser, esa persona debe Trabajar sobre sí
misma todos los días. A través de la observación de Sí mismo y darme
cuenta una y otra vez de que estoy en un estado mecánico ordinario.
¿Por dónde empezar entonces? Primero tengo que reconocer la necesidad de
Trabajar sobre mí mismo. Esto es una precondición. Es en sí y por sí
mismo un Trabajo. Para ver, para darme cuenta realmente de cuan
incompleto soy tal como soy ahora, de cómo fluctúo de una dirección a
otra, es imprescindible reconocer que necesito Trabajar sobre mí mismo.
Esta condición tan importante para comenzar mi Trabajo requiere
seriedad, honestidad y un intenso anhelo. Al entrar en contacto con
una meta verdadera, tomo el compromiso de trabajar para alcanzarla. No
me permito excusas. Se requiere voluntad y decisión para cruzar el
intervalo cuando me veo confrontado con "No tengo ganas de Trabajar
ahora". Tener ganas no es suficiente. A menos que yo me mueva, no
avanzará el proceso hacia lo superior. El nivel se mantendrá igual o
descenderá. Mi propio Trabajo comienza con el ejercicio de la
mañana. Es en ese ejercicio que uno toma su compromiso de trabajar sobre
sí mismo ahora. Haga que ese sea su 'leit motiv' durante el día.
Mientras se va moviendo en la vida, aprenda a usar los instrumentos
apropiados para su estado de ánimo y/o para su estado exterior. Hay
muchos a su disposición. Hay ejercicios que pueden usarse para despertar
su compromiso, su determinación, su meta. Si esos instrumentos no están
conectados a ellos, serán de muy poca utilidad. Por ejemplo, usted
puede tratar de tomar fotografías mentales de sí mismo mientras se
observa. Estas fotografías son observaciones que captan la totalidad de
usted. No sólo detalles, no sólo posturas o actitudes físicas, sino
también el tono de voz, las sensaciones, los estados de ánimo, las
emociones y los pensamientos. ~John Fuchs
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EL PAGO Y EL SACRIFICIO de JOHN FUCHS Ornella Bianchi
Hace algunos años, estaba en Monument Valley, Arizona. Atardecía en el
desierto. El"monumento" levantaba su silueta púrpura contra un flameante
cielo naranja. Una mujer de la etnia navajo conducía su rebaño por
entre las dunas y una paz indescriptible impregnó mi ser. Sentí una
gratitud sobrecogedora por estar aquí, por ser y por estar vivo. ¿Cómo
puedo yo alguna vez pagar por la experiencia de ese momento? ¿Cómo puedo
yo pagar por los dones que he recibido en mi vida? ¿Cuál es el precio
de la transformación? Cuando una persona desea crecer, el pago es
imprescindible para poder avanzar en su evolución y en su expansión
interior. Es la ley. Nada nos es dado de gratis. ¿Cómo pagar? En
primer lugar, si queremos algo, debemos pagar con esfuerzos; o, mejor
aún, con superesfuerzos. Estos esfuerzos necesitan de un conocimiento y
del reconocer el momento cuando ellos son útiles. Tales esfuerzos
incluyen el realizar bien una tarea, estando presentes a nosotros mismos
tan a menudo como podamos durante nuestras horas de vigilia,
Observarnos, tratar de estar en silencio e inmóviles cuando las
emociones drenan nuestra energía, sentirnos y trabajar para evitar que
nuestra atención nos sea extraída y resulte absorbida por cualquier
situación de la vida, es decir, evitar la identificación. Uno ha entrado
en el camino del sufrimiento voluntario cuando sacrifica la
consideración interior. El sufrimiento voluntario es un pago; por
ejemplo, cuando uno se abstiene de expresar una emoción negativa, está
pagando, tal como lo menciona reiteradamente el señor Ouspensky en
Fragmentos de una enseñanza desconocida. Nos encanta expresar nuestra
rabia, criticar a una persona o situación, o simplemente difamar o
insultar a alguien. No hacerlo es sufrimiento voluntario. Todos
hemos experimentado lo difícil que es, especialmente, cuando somos la
víctima. Es en ese momento que necesitamos recordar la consideración
interior y si podemos recordarla, eso es pagar. El tiempo también
es una forma de pagar. En nuestra vida, nos es concedido sólo un tiempo
limitado para nuestra transformación interior. El tiempo que le damos al
Trabajo es un pago. El resto del tiempo es sólo la vida.
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de JOHN FUCHS
Estaba tratando de estar atento a mi respiración durante mis horas de
vigilia y, cuando pregunté a uno de mis instructores al respecto, me
dijo: "Según mi conocimiento, ningún ejercicio especial de respiración
estaba incluido en el método de perfeccionamiento interior del señor
Gurdjieff. El método no es respirar, sino desarrollar una aguda
sensación interior". "Si uno observa la respiración, se da cuenta de que el ritmo cambia a medida que cambia el estado emocional interior. Pero si uno se interesa en observar la respiración, algo trata de
cambiarla. Es difícil observar y no interferir. El objetivo es
profundizar cada vez más en lo que parece primero como un silencio:
escuchar, ver y sentir lo que está más allá de ese silencio. Hasta
que los tres centros inferiores no estén en armonía, nos es imposible
hacer esto intencionalmente. Después de varios años, uno puede tener y
de hecho tiene destellos, durante periodos más o menos largos, de ese
estado, en grados diferentes. Pero nada duradero ocurrirá a menos que
uno se aproxime a este ejercicio sin desear resultados; sólo si se hace
con humildad, 'para hacerse capaz'. Es sólo en esta dirección que puedo
entender que el sentido de la vida no es lograr algo, sino aprender a
sentir la presencia de poderes superiores que vienen de lo alto".
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