Gurdjieff y la creación, parte 3 – El reflejo
La palabra reflejo proviene del latín y significa literalmente “echarse
hacia atrás.” Originalmente, reflejar significa enviar de vuelta la luz
de una superficie reflectora (como en un espejo o un estanque
reflector). Con el tiempo, sin embargo, su uso se extendió más allá de
lo físico para implicar los propios pensamientos en una dirección
particular. Si algo está ausente, puedo llevarlo de regreso al ojo de mi
mente mediante el reflejo.
La capacidad de la mente para
reflejar es, a la vez, una bendición y una maldición. Es una maldición
cuando permitimos revivir los eventos pasados indiscriminadamente o
cuando nos permitimos fantasías futuras. Es una bendición cuando usamos
sus poderes de reflejar para mantener nuestro foco en un propósito
consciente.
Ouspensky y el uso correcto del pensamiento:
“Tenemos cierto control sobre nuestros pensamientos: podemos pensar
sobre una cosa u otra… Si continuamos manteniendo nuestros intereses
dirigidos en una cierta línea, el proceso de pensar adquiere cierto
poder y, luego de un tiempo, puede crear, al menos, momentos de darse
cuenta de sí.” – Peter Ouspensky
La habilidad de nuestra mente
para reflejar le da poder regenerativo. Al reflejarse en la consciencia
nuestros pensamientos se mueven hacia la consciencia; el pensamiento
puede usarse para trascender el pensamiento. Esto hace de la mente una
herramienta valiosa en el despertar.
El reflejo en la creación bíblica.-
Demos una mirada retrospectiva a los capítulos anteriores sobre la creación:
En mayo, exploramos la misteriosa aparición de la consciencia.
Compartimos choques simples que nos despertaban del sueño durante
nuestro día y notamos cómo todos traían con ellos la luz de la
“observación de sí.”
En junio exploramos cómo prolongar la
consciencia. Al usar la luz de la observación de sí para dividir lo que
nos mantenía dormidos de lo que nos ayudaba a mantenernos despiertos,
evitamos que regresáramos al sueño. Llamamos a este segundo paso
“separación.”
Superpusimos estos dos pasos en el mito bíblico de
la Creación. La “observación de sí” era la creación de la luz. La
“separación” era la división de la luz y las tinieblas, de las aguas y
la tierra y la creación de tierra seca.
En esta etapa, nos
experimentamos como dos: Nuestros pensamientos, sentimientos y
sensaciones caóticas por un lado, y un observador consciente por el
otro. Esta separación es todavía vulnerable y en cualquier momento puede
caer de nuevo en el caos. Para asegurar esta separación, debemos usar
la capacidad de nuestra mente para reflejar:
“Y Dios puso
[luminarias] en el firmamento de los cielos para que dieran luz en la
tierra y para que gobernaran sobre el día y la noche y para que
dividieran la luz de las tinieblas.” – Libro del Génesis
Gurdjieff - El reflejo de acuerdo con la Biblia el sol, la luna y las
estrellas no emiten su propia luz. Son agentes reflectores de la luz de
Dios. Emulan ese hágase la luz inicial que hizo brotar a la creación.
Después de que Dios dividiera la luz de la oscuridad, les asigna al sol,
la luna y las estrellas que mantengan esta división. Al reflejar su
luz, reflejan su creación.
Usar la mente para regenerar la consciencia.-
Mientras que la luz de la consciencia aparece -y desaparece-
misteriosamente, la mente puede fomentar su regreso. Podemos formar
patrones de pensamiento y actitudes que apoyen la consciencia. Estos se
vuelven nuestras luces internas: los gobernantes del despertar y del
sueño que nos ayudan a mantener bajo control nuestra oposición interior y
a mantener nuestro propósito de ser.
En este espíritu, la pregunta para mis escritores es: ¿Qué pensamientos y actitudes les ayudan a regenerar el recuerdo de sí?
“Tenemos el poder no solo de pensar, sino también de pensar en esto o
aquello. Así que podemos hacer ambas cosas: Podemos eliminar los
pensamientos inútiles y también podemos poner en el centro de nuestro
pensamiento la realización del ‘Yo’: ‘Yo estoy aquí.’” – Peter
Ouspensky
Aportado por Carlos de la Garza