El ego no es una entidad, sino que es el funcionamiento de la mente que
está vuelta hacia lo exterior, se disuelve automáticamente cuando la
mente regresa a su origen.
Y es la luz de la comprensión que brilla por sí misma.
Si un apuntador, con el fin de mostrar a dónde dirigirse, arremete
contra una persona, su orgullo, que es ego, la hace reaccionar
probablemente pensando:
“¿quién se cree que es este?”.
En cambio si el apuntador le dice: eres una persona maravillosa, tan amable, tan interesante, sensata, ella diría:
“qué persona más agradable, qué bella manera de enseñar su comprensión”.
El ego, con la primera opción se enfada y reacciona con violencia.
Y con la segunda, con admiración.
En ambos casos el apuntador no ha tenido éxito, en uno el ego se
fortalece por medio de la violencia y en el otro caso se fortalece por
medio del halago.
Así como la boca de mi vida de deseo me asusta, no obstante, los ojos de mi corazón de aspiración me fortalecen.
La mente es básicamente el aspecto funcional de la conciencia, que surge después que el pensamiento yo o ego programa aparece.
Generando la dualidad sujeto-objeto, y permitiendo la experiencia de existir en el mundo que conocemos.
Por otro lado, se forma un aspecto enajenante que produce la aparente
separación de este sujeto, de Sí mismo de donde proviene, o dicho de
otro modo, que viene de su ser real.
Esto se explica porque en la
Conciencia esencial, la mente ordena los pensamientos, siendo el
pensamiento "yo" el que construye el ego y arma la estructura de la
personalidad.
Cada idea relacionada con la persona depende del
ego programa, es un aspecto psicológico que genera la mente como
cualidad diferenciadora.
Constructora del sentido de la dualidad, es decir, de la pertenencia, yo y lo mío como distinto del otro y lo suyo.
R.Malak.