He mencionado que se presentan tres estados alternados en la conciencia: vigilia, sueño con sueños y sueño profundo.
En el sueño profundo no tenemos pensamientos, por tanto no hay mundo, ni está presente la mente.
En los estados de vigilia y sueño con sueños hay pensamientos y toma existencia el mundo.
Los pensamientos presentan un orden formal y a la vez, aquello que la
mente acumula, está señalado por dicho orden, formándose así un círculo
vicioso.
Todo esto es almacenado en la memoria como tiempo,
pasado o proyectando al futuro, como la búsqueda del camino o logro del
yo o ego programa.
La repetición: no soy la mente sino la
conciencia no podre convencerme de que no soy la mente; sería un
pensamiento más dando vueltas en mi cabeza.
Si pudiera tan solo
un instante experimentar a qué se asemeja el estar desprovisto de lo
mental, la convicción llegaría automáticamente, lo que no sería posible
tras años de repeticiones mentales.
Aun cuando no tenga la plena
experiencia de la conciencia durante el sueño, si reflexiona seriamente
sobre lo que pasa en ese estado, obtendrá la confirmación que su
existencia, la continuidad de su ser, no depende de su mente o de su
identificación con ella.
Cuando la mente reaparece cada mañana, usted concluye apresuradamente: “He aquí mi ser verdadero”.
Reflexione sobre esta deducción y verá cuán absurda es.
Si lo que usted es realmente no existe más que cuando la mente está
presente, tendría que admitir que usted no existe durante el sueño.
Nadie puede aceptar una conclusión tan absurda.
Si analiza los estados en los que se encuentra alternativamente,
descubrirá que su experiencia directa es que usted existe tanto cuando
duerme como cuando está despierto.
Y descubrirá entonces que la mente no deviene activa más que cuando usted está despierto o en trance de soñar.
R.Malak.