Fragmento de una fe olvidada, GRS Mead, 1906. Los Esenios
Basándose ellos mismos en las Escrituras preservadas en los Evangelios
canónicos y en las descripciones dadas de las comunidades en los Hechos
de los apóstoles, muchos han supuesto que Jesús fue un miembro o estaba
íntimamente ligado a las doctrinas y las disciplinas de las comunidades
Esenias. ¿Quiénes eran estos Esenios o Curadores?
Por siglos
antes de la era Cristiana, los Esenios eran comunidades que poblaban
las márgenes del Mar Muerto. Éstos Esenios en los días de Philo y
Josephus estaban imbuidos con la más alta reverencia por Moisés y por
la Ley. Ellos creían en Dios, el creador, en la inmortalidad del alma, y
en el estado futuro de recompensa. Hallando imposible llevar en una
vida ordinaria, las minuciosas reglas de pureza, ellos habían adoptado
la vida de un comunismo ascético. Su principal característica era la
doctrina del Amor, -el amor a Dios, el amor a las virtudes y el amor a
la humanidad- y la forma práctica en la que ellos llevaban sus
preceptos, despertó la admiración de todos.
El estricto cumplimiento
de la disciplina de purificación promulgada por la institución de los
Levitas los obligó a convertirse en una comunidad autosuficiente; todos
trabajaban, ellos cultivaban sus propios campos, producían todos los
artículos necesarios para alimentarse y vestirse, y entonces de esta
manera evitaban el contacto con aquellos que no cumplían las mismas
reglas. Ellos aparecían en sus círculos interiores como seguidores de un
estricto celibato.
Su forma de vida era la siguiente: se
levantaban antes del amanecer, y no pronunciaban una palabra hasta estar
todos juntos, y en ese momento, de cara al sol ofrecían sus oraciones
por la reaparición de la Luz. Luego cada uno iba a su tarea asignada,
bajo la supervisión de un superior
(“Obispo”) elegido por sufragio
universal. A las once, se reunían nuevamente, se sacaban la ropa de
trabajo, realizaban el rito diario del bautismo con agua fría, luego se
vestían con túnicas de lino blanco, iban a comer, que era cumplida como
un sacramento, el comedor era un “templo sagrado”. Comían en silencio, y
su comida era de lo más frugal: pan y vegetales. Antes de la comida era
invocada una bendición y al final, un agradecimiento. Luego se iban a
trabajar de nuevo hasta que se reunían de nuevo para cenar. Ciertas
horas del día, sin embargo, estaban dedicadas al estudio de los
misterios de la naturaleza y de la revelación, así como también a las
poderes de las jerarquías celestiales, los nombres de Los Ángeles, etc.,
para lo cual tenían una enseñanza interior, que era guardada con el
mayor secreto.
Este era reglamento para los días laborales, mientras
que el Sabath era seguido con extremo rigor. No tenían sacerdotes, y
cualquiera que se sintiera “movido” para hacerlo, tomaba la lectura del
libro de la Ley, y la disertación de los misterios conectados con el
Tetragrammaton, o el misterio de las cuatro letras del nombre del Poder
Creador y de los poderes angélicos. Los Esenios indudablemente
estuvieron en contacto con la Cábala de Caldea y la tradición de
Zoroastro acerca de la disciplina de pureza; en cambio la lógica y la
metafísica eran evitadas por ser injuriosas en una vida de devoción.
La comunidad se dividía en cuatro grados: 1) los novicios, 2) los
cercanos 3) nuevos miembros plenos 4) los miembros antiguos o los
mayores.
1). Después del primer año el novicio entregaba todas
sus posesiones al tesoro común y recibía una copia de las reglas, una
espada para los propósitos descritos en las reglas de Moisés y una
túnica blanca, símbolo de pureza, pero el novicio todavía estaba
excluido de los ritos y de las comidas en la comunidad.
2). Después de dos años más los novicios compartían los ritos pero aún eran excluidos de las comidas en comunidad.
3) Los asociados estaban unidos por el juramento más solemne y en caso
de algún delito, solo podían ser juzgados por una “asamblea” que
consistía de 100 miembros.
El Esenismo, dicho por algunos, había
sido una forma exagerada de Fariseismo, y puede ser motivo de sorpresa
para los que solo conocen este término derivado de los Evangelios. En
realidad el más elevado objetivo de esta escuela de iluminación del
judaísmo, el Fariseismo, era alcanzar tal estado de santidad, para que
pudieran ser capaces de realizar curas milagrosas y profecías. El “grado
de santidad” practicado por los Fariseos, se decía que había sido:
a) El estudio de la Ley y la circunspección;
b) El noviciado, en el cual el delantal era el símbolo de pureza;
c) La pureza exterior a través de los ritos de agua o bautismo,
d) El celibato
e) La pureza interior, pureza del pensamiento;
f) Un estado elevado de quietud, el cual no fue mejor definido;
g) Mansedumbre y beatitud;
h) Horror de todos los pecados;
i) El más elevado estado de santidad;
j) El estado, que le permite al adepto curar a los enfermos y resucitar a los muertos.
Deberíamos sin embargo recordar que los Curadores rechazaban
absolutamente tener algo que ver con los sacrificios sangrientos del
Culto del Templo y rechazaban la creencia en la resurrección del cuerpo
físico, la que el resto de los fariseos apoyaban como una doctrina
cardinal.
En este breve bosquejo es por supuesto imposible apuntar a
las sorprendentes similitudes entre la disciplina de los Esenios y
aquellas de los Terapeutas de Egipto, de los misterios Órficos y de las
escuelas Pitagóricas. Cada tema tratado en estos ensayos, requiere un
volumen o varios volúmenes para su apropiado tratamiento; nosotros sólo
podemos fijar señales y dejar que el lector haga sus propias
investigaciones.
Pero antes de dejar este tan interesante tema será
necesario apuntar a la identidad de las reglas de los Esenios y las
enseñanzas y tradiciones del Evangelio.
Los conversos tenían que
vender sus posesiones y dárselas a los pobres, pues la acumulación de
riqueza era juzgada injuriosa para la vida espiritual. No solo los
Esenios despreciaban a los ricos sino que vivían en una pobreza
auto-impuesta. El amor a la hermandad y a sus vecinos, era el alma de la
vida esenia y la base de su acción; y esta característica de su
disciplina evocaba una admiración universal. Los miembros vivían juntos
como en una familia, compartían todas las cosas y elegían a un
supervisor para que manejara la bolsa común. Cuando viajaban ellos se
alojaban en la casa de sus hermanos, a quienes nunca habían visto antes,
como si fueran sus más antiguos e íntimos amigos. Y por eso no llevaban
nada consigo cuando salían de viaje. Todos los miembros tenían el mismo
nivel y la autoridad de uno sobre otro estaba prohibida, a pesar de eso
el servicio mutuo estaba estrictamente reglado. Ellos eran grandes
amantes de la Paz, y rechazaban tomar las armas o fabricarlas, y más
aún, prohibían la esclavitud. Finalmente el fin de los Esenios era ser
mansos y pobres de espíritu, mortificar todos los deseos pecaminosos y
ser puros de corazón, odiar lo malo pero reclamar al malvado y ser
piadoso con todos los hombres. El sí, era si y el no, no. Ellos se
dedicaban a la curación de los enfermos, la curación del cuerpo físico y
del alma, considerando la realización de curaciones milagrosas y la
expulsión de los demonios como el más alto estado de disciplina. En
breve, ellos se esforzaban para ser tan puros como para poder ser
templos del Espíritu Santo y así ser videntes y profetas.
A estas
comunidades interiores estaba ligada, un círculo exterior de alumnos que
vivían en el mundo, y se encontraban diseminados en los principales
centros de la Diáspora.
Philo diferencia a los Esenios de los
Terapeutas egipcios, en que los últimos se dedicaban a una vida
“práctica”, mientras que los primeros, se dedicaban a estados elevados
de vida “contemplativa”, y a los elevados problemas de la religión y la
filosofía, y es en esta dirección que debemos buscar lo mejor del
Gnosticismo.