Correo electrónico:

Contraseña:

Registrarse ahora!

¿Has olvidado tu contraseña?

EL CUARTO CAMINO DE GURDJIEFF-BENNETT
¡ Feliz Cumpleaños manuel ferrara !
 
Novedades
  Únete ahora
  Panel de mensajes 
  Galería de imágenes 
 Archivos y documentos 
 Encuestas y Test 
  Lista de Participantes
 General 
 1.- CURSO BREVE SOBRE LA ATENCION 
 2- CURSO LENGUAJE 
 3.- CURSO YOES 
 Curso de Crecimiento-Nivel 1 
 Curso de Evangelios 
 Curso Fragmentos Enseñanza desconocida 
 Curso Psicología Posible Evolución Homb 
 SITTING 
 LIBROS 
 CUENTOS 
 DICCIONARIO 
 VIDEOS 
 COMPARTIR 
 MÚSICA 
 Curso de Observación de Sí 
 Reportes Cronistas Expediciones 
 Curso de Observación de Si 2 
 Curso de Observacion de Si, 3 
 EL CAMINO DE UN HOMBRE 
 Seminario Barcelona 2012 
 CURSO DE SIMBOLOGÍA 
 Cronista Curso de Cuentos 
 Cronista Curso de Octavas/2013 
 GRUPO BARCELONA 
 PLEGARIA 
 Notas de JANE HEAP 
 TALLER DE CHAKRAS 
 
 
  Herramientas
 
General: EL VERDADERO AMOR....
Elegir otro panel de mensajes
Tema anterior  Tema siguiente
Respuesta  Mensaje 1 de 3 en el tema 
De: LUISWAYUU - ASHSHUA  (Mensaje original) Enviado: 07/07/2019 18:35

EL VERDADERO AMOR.
(de la Tradición Sufí).

Nasrudin amaba con todo su ser a una mujer que vivía cruzando el desierto, así que un día decidió tomar su asno y dirigirse al encuentro de su amada. Partió al medio día, pero al atardecer se dio cuenta que su asno había dado vuelta en círculo y había regresado al punto en donde había partido.
Así que decidió volver a intentarlo por la noche, porque tal vez, pensó, su burro no quería viajar al calor del medio día, por lo que al llegar una noche emprendió de nuevo su viaje. Pero al despuntar el alba, se percató para su asombro, que su burro había regresado nuevamente al mismo punto de partida. Entonces reflexionó y se dijo:

—¡Evidentemente la amada de mi asno, está en este punto de partida!

Así que abandonó su asno y se puso unos zapatos que le sirvieran para cruzar el desierto, pues comprendió que para ir al encuentro de su amada hay algo que dejar, una decisión que tomar y un camino que iniciar.



Primer  Anterior  2 a 3 de 3  Siguiente   Último  
Respuesta  Mensaje 2 de 3 en el tema 
De: LUISWAYUU - ASHSHUA Enviado: 07/07/2019 18:49
LA SABIDURÍA DE "EL GRAN MULLAH NASRUDIN".
La transmisión de un "conocimiento superior" destinado para el desarrollo de los hombres, ha sido mantenida por seres de una sabiduría superior desde antaño y de distintas formas y maneras. Una de estas formas, quizás la más milenaria, es la "instrucción directa y oral" hecha de maestros a discípulos, de generación a generación. Todas las tradiciones antiguas han otorgado una importancia relevante a esta forma. Pero dándose cuenta de las limitaciones e imposibilidades de los lenguajes verbales ordinarios para contener y transmitir debidamente este "conocimiento superior", sin las distorsiones que irremediablemente con el tiempo se producen, aquellos que lo han conservado y mantenido han preferido dejarlo contenido en distintas "formas narrativas", las cuales constituyen aquellas formas lenguisticas que el conocimiento ordinario de los hombres designa con el nombre de "alegorías", "parábolas", "cuentos", "relatos tradicionales", "mitos" y "leyendas". Este "conocimiento superior" se ha mezclado, en el transcurso inexorable de los siglos con todo aquel conocimiento ordinario que existe en la vida de los hombres, poniendo un "velo" sobre su entendimiento real y dejándolo solo comprensible a quienes tengan la capacidad de reconocerlo.
Las así llamadas "culturas tradicionales" existentes en distintas partes del planeta, manifestadas en sus religiones y en su folcklore, contienen entre sí una convergencia evidente de un conocimiento único, que en un estudio comparativo se puede demostrar. Y esto forma parte de lo que comúnmente es llamado, e incluso reconocido de cierta manera por la mayoría de los hombres, como la "Sabiduría Popular". El "Mullah Nasrudín", es un personaje tradicional, popular en el medio oriente y se puede encontrar representado en sus distintas regiones y de distintas maneras. Es comúnmente asociado al sufismo, que es el "lado esotérico del Islam", y específicamente a un supuesto maestro que hubiera existido en el siglo XII de nuestra era. Pero este es esencialmente un personaje mitológico, que pertenece al flokclore de una basta región del Asia Menor y representa a cierto tipo de "hombre ladino" que podemos encontrar en muchas tradiciones y culturas, en diversas partes del planeta.
Nasrudín representa por antonomasia aquel "pícaro" o "bribón", que detrás de una aparente imagen que presenta a los demás de ignorancia e inocencia, esconde "capacidades extraordinarias"; puede manejar a su antojo cualquier situación que se le presente y obtener de esta, siempre un beneficio propio. Además este hombre "ladino" contiene en cada una de sus acciones o reflexiones un conocimiento adecuado para cada suceso y una enseñanza implícita para los demás, por lo cual tradicionalmente se le otorga por esto el titulo de "Mullah" ("Maestro"). "Nasrudín" es practicante de lo absurdo y lo simbólico, es un detractor de los dogmas, de las racionalidades desproporcionadas y de la acción inconsciente, que de una u otra manera todo individuo de la especie humana manifiesta. La vida de Nasrudín, sus aventuras, sus relatos, además de presentar situaciones comunes en la vida de los hombres, nos muestra un conocimiento practico y contundente de la psique humana y todas sus contradicciones, que siempre intenta señalar y mostrar con curiosas y jocosas sentencias, que son de una profundidad tal que pueden convertirse en una verdadera enseñanza.
Todo lo que le ocurre a Nasrudín transcurre entre símbolos. Tenemos a su burro, por ejemplo, que a veces representa a las diversas personalidades de los hombres, o en otras a su propia mujer como la racionalidad emocional necesaria para su equilibrio psíquico. En fin... diversas imágenes, formas y figuras narrativas podemos encontrar en los milenarios relatos de sus aventuras, que contienen siempre la esencia de un conocimiento trascendente y practico según los temas y las situaciones que aborda.
Nasrudin es amante de la inmediatez, en el sentido de la necesaria presencia en la vida, del "Aquí-Ahora", del "estar atento", del "estar despierto", y nos deja como señal el camino a la verdad que sólo se encuentra mirando dentro de uno mismo. El resultado de la maravilla de sus relatos, es una síntesis interior, una comprensión integral que "se hace útil" en el conocimiento intimo de quien escucha atentamente y siente en si mismo sus variadas historias.
Ahora bien, en el caso de Nasrudin y de otros tantos personajes tradicionales y mitológicos, podemos decir que estos nos señalan esencialmente en sus relatos nuestras innumerables contradicciones y nuestras evidentes limitaciones, apuntando a la necesidad de un esfuerzo de cada uno de "verse a sí mismo", y así llegar a comprender de que es necesario un cambio de lo que somos mediante un propio e interior trabajo practico. Las historias de Nasrudín nos llevan a esta efectiva auto-observación, donde la mente llega a su limite, y la emoción y la sensualidad se conjugan para abrir una posibilidad para que cada uno pueda "ser más". Podemos agregar a lo dicho, que actualmente se estudia de forma especial y ampliamente, mediante la reciente y naciente "Neurociencia", la utilización eficaz de los distintos "relatos narrativos" para el beneficio de las capacidades humanas, dentro de lo que sería una nueva "metodología educativa" para nuestros niños. Muchos procesos internos e integrales son estimulados mediante su utilización en la formación de los niños, que no son considerados en los actuales métodos de educación. Muchas "zonas cerebrales", que se encuentran casi sin actividad en un hombre adulto en la actualidad, son estimuladas en los niños mediante la utilización de narraciones, de relatos y de cuentos.
Generalmente es aceptado que el "desarrollo cognitivo" en cada individuo es diferente y ha dependido de la armonía y del crecimiento paralelo que todas sus funciones puedan haber tenido en su formación. La verdadera capacidad humana de comprensión cada vez más profunda, es algo insospechado en su más alta posibilidad, y duerme en la incapacidad de su utilización real y en una posibilidad que no se desarrolla en los métodos de formación y educación imperantes en occidente, y esto se debe a la ignorancia que el hombre moderno tiene de sí mismo, que lo condena a esta condición limitante y permanente a un verdadero y completo desarrollo de su ser.
(M.O.N.).
NASRUDIN PASA POR "IDIOTA", PERO GANA MUCHO.
Todos los días Nasrudín iba a pedir limosna a la feria de la plaza de la ciudad, y a la gente le encantaba "hacerlo tonto" con el siguiente truco: le mostraban dos monedas, una valiendo diez veces más que la otra. Y por alguna razón extraña Nasrudín siempre escogía la de menor valor. Siguió ocurriendo esto por mucho tiempo y la historia se hizo conocida por todos lados. Cada vez una mayor cantidad de hombres y mujeres le mostraban las dos monedas, y Nasrudín siempre se quedaba con la de menor valor. Y así pasó mucho tiempo más, hasta que apareció un señor sabio y generoso, de esos que andan por todos lados queriendo ayudar siempre. Este sabio y buen hombre cansado de ver como Nasrudín era engañado y ridiculizado una y otra vez de aquella manera, lo llamó a un rincón de la plaza y le dijo:
— Siempre que te ofrezcan dos monedas, escoge la de mayor valor. Así tendrás más dinero y no serás considerado un "idiota" por los demás
— Usted parece tener razón -le respondió Nasrudín- pero si yo elijo la moneda mayor, la gente va a dejar de ofrecerme dinero para probar que soy más idiota que ellos... Usted no se imagina la cantidad de dinero que ya gané usando este truco. No hay nada malo en hacerse pasar por un idiota si en realidad se está siendo verdaderamente inteligente...
NASRUDIN Y EL SABIO GRAMATICO.
Hubo un tiempo en que Nasrudín trasladaba pasajeros en su bote. Un día, un exigente y solemne sabio alquiló sus servicios para que lo transportara hasta la orilla opuesta de un ancho río. Al comenzar la travesía, el erudito hombre, haciendo muecas y menospreciando a Nasrudín por su apariencia, le preguntó si el viaje sería muy movido. A lo cual este le contesto:
— Eso depende... tal vez... según…
Asombrado por la inexacta respuesta, el erudito gramático mirándolo ahora con lástima le pregunta:
— ¿No fue usted nunca a la escuela? ¿Nunca aprendió usted gramática?
— ¡No!, contesto con firmeza el Nasrudín.
— En ese caso, usted amigo... ha desperdiciado la mitad de su vida... le dijo el sabio. Nasrudín no respondió.
Al rato de haber empezado la travesía se levantó una terrible tormenta, y el imperfecto y defectuoso bote de Nasrudín comenzó a llenarse de agua... Nasrudín, debido a su experiencia y los conocimientos que había adquirido en ese oficio que había logrado conocer a la perfección, se dio cuenta de que las cosas ya no tenían remedio, e inclinándose hacia su pasajero, le dijo de esta manera:
— ¡Eminencia... gran conocedor de la gramática y todas las ciencias! ¿aprendió usted en su maravillosa vida de conocimientos... a nadar?
— No -contestó el gran sabio- ya resignándose ante la tragedia que se venía.
— En ese caso, amigo... ¡ha desperdiciado toda su vida!... porque nos estamos hundiendo!... gritó Nasrudín, saltando al agua para salvar su vida.
¿QUIÉN TIENE LA RAZÓN?
El Mullah Nasrudín fue nombrado Juez. Durante su primer caso, el demandante expuso con tanta persuasión que le hizo exclamar:
— ¡Creo que usted tiene toda la razón!"
Sin embargo, el secretario del Tribunal le rogó que demorara su decisión, pues el demandado no había expuesto sus argumentos aún. Pero Nasrudín se sintió tan conmovido por la elocuencia del demandado que al terminar éste el discurso de su defensa, exclamó con convicción y fuerza:
— ¡Creo que usted tiene toda la razón!"
El secretario estaba atónito, no podía aceptarlo, y confundido le dice:
— Vuestra Señoría… ¡ambos no pueden tener razón! "…
Nasrudín, impresionado por la indicación de su secretario, le contesta ya con total y plena contundencia de haber encontrado una verdadera razón:
— ¡Creo que usted, tiene toda la razón!
LA BANDEJA DE HOJALDRE.
Un sabio forastero llegó a Aksehir. Deseaba desafiar al hombre con mayor sabiduría de la ciudad y por supuesto, le presentaron a Nasrudín. Para empezar la contienda el sabio trazó un círculo en el suelo con un palo. Nasrudín cogió el mismo palo y dividió el círculo que el sabio había trazado en dos partes iguales. El sabio trazó otra línea vertical para dividirlo en cuatro partes iguales. Nasrudín hizo un gesto con sus manos como si tomara las tres partes para sí y dejara la cuarta para el otro. Entonces el sabio sacudió la mano hacia el suelo. Y Nasrudín hizo con fuerza lo mismo con su mano pero en sentido contrario. Se acabó la competencia y el sabio se alejó totalmente resignado y explicó:
— ¡Este señor es increíble!, le dije que el mundo es redondo, me contestó que pasa el ecuador terrestre por el medio. Lo dividí en cuatro partes, me dijo "las tres partes son de agua, la cuarta es de tierra". Le pregunté "¿por qué llueve?", me contestó "el agua se evapora, sube al cielo y se convierte en nubes". Indudablemente este señor goza de grandes conocimientos.
Los ciudadanos deseosos de conocer la versión de Nasrudín se acercan a él, quien les dice:
— ¡Qué tipo más glotón!... me indicó: "y si tuviéramos una bandeja de dulce de hojaldre", yo le dije "la mitad es para mí". Luego me preguntó: "¿si lo dividiéramos en cuatro partes?", yo le contesté "me comeré las tres partes". Entonces me propuso "¿y si le echáramos pistachos molidos?", yo le dije "buena idea, pero se necesita un fuego alto... Después de esto quedó vencido, y se fue... y yo que ya me había hecho la idea de comer un rico dulce de hojaldre.
¿POR QUÉ ESTOY AQUI?
Una noche Nasrudín caminaba por una calle solitaria y obscura. De pronto, sintió tras de él que unos hombres a caballo, una especie de tropa, se dirigían hacia él. Su mente comenzó a trabajar. Pensó que podían ser asaltantes que podrían matarle, o que podrían ser soldados del rey que se lo llevarían para prestar el servicio militar o cualquier otra cosa. Se asustó tanto que cuando sintió que los caballos y el ruido estaban muy cerca, se echó a correr desesperadamente. Esta carrera lo llevó a un cementerio, donde para poder esconderse se tumbó en una fosa abierta. Al ver a aquel hombre corriendo, los jinetes que venían detrás de él, que eran simples viajantes, se dieron cuenta de la curiosa huida de Nasrudín, por lo que corrieron tras de él con la intención de ayudarlo. Cuando se acercaron a la fosa en que él yacía escondido, con los ojos cerrados como si estuviera muerto... le preguntaron con extrañeza:
¿Qué te sucede?... ¿Por qué te has asustado tanto de repente?... ¿Porqué estas aquí?...
Entonces Nasrudín al darse cuenta de que se había asustado a sí mismo sin motivo, abrió sus ojos y les dijo:
Es algo muy complejo, muy complicado… pero si ustedes insisten en preguntarme porqué estoy aquí, les diré… Estoy aquí por culpa de ustedes, y ustedes están aquí por culpa mía.
¡POR FAVOR... DIME CUANDO MORIRÉ!
Nasrudin subió a un árbol para cortar una rama. Alguien que pasaba se percató como lo estaba haciendo y le avisó:
¡Cuidado!… estás mal sentado, en la punta de la rama. Caerás con ella!...
¿Piensas que soy un necio y que deba creerte? ¿O acaso eres un vidente que pueda predecir mi futuro?, pregunto el Mullah.
Sin embargo, poco después la rama cedió y Nasrudin terminó en el suelo.
Entonces corrió tras el otro hasta alcanzarlo y le dijo:
¡Tu predicción se ha cumplido!… Ahora por favor dime, ¿cuando moriré?
Pero por más que este hombre insistió, no pudo disuadir a Nasrudin de que no era un vidente. Por fin, ya exasperado por la constante pregunta, le gritó:
¡Por mi podrías morirte ahora mismo!...
Apenas oyó estas palabras, Nasrudín cayó al piso y se quedo inmóvil, parecía muerto. Cuando lo encontraron sus vecinos concluyeron que estaba muerto y lo depositaron en un féretro. Mientras marchaban hacia el cementerio, sus apenados vecinos empezaron a discutir acerca de cual era el camino más corto... Entonces sucedió algo inédito, Nasrudin asomando su cabeza fuera del ataúd, y dando muestras de haber perdido la paciencia dijo en voz alta:
¡Cuando estaba vivo solía tomar el de la izquierda; es el camino más rápido!…


Respuesta  Mensaje 3 de 3 en el tema 
De: LUISWAYUU - ASHSHUA Enviado: 07/07/2019 19:19

¿CÓMO SÉ SI ESTOY VIVO O ESTOY MUERTO?.
El Mulla estaba pensando en voz alta.
¿Como se si estoy vivo o muerto?...
No seas necio -le dijo su esposa- si estuvieras muerto, tus miembros estarían fríos.
Poco tiempo después, Nasrudin se encontraba en el bosque cortando leña. Era pleno invierno. De repente se dio cuenta de que tenia frías las manos y los pies. Y recordando lo que su esposa le había dicho, pensó:
Indudablemente estoy muerto, de modo que no debo ya ir a ningún lugar y debo interrumpir este trabajo. Los cadáveres no van por ahí caminando y haciendo todo tipo de cosas.
Entonces Nasrudin se tendió sobre la hierba. Después de haber pasado una hora, llegó una manada de lobos hambrientos que empezó a atacar su asno, el que estaba atado a un árbol. Entonces se escuchó la voz de Nasrudín, quién estaba sin moverse, diciendo:
¡Vamos, continuad... aprovechaos de un hombre muerto!. Pero si estuviera vivo, ¡no os permitiría estas libertades con mi asno!
EXTRAÑA FORMA DE "ENSEÑAR" DE NASRUDÍN.
En la escuela del Nasrudín uno de los niños le preguntó:
¿Dime Mullah, cuál de estos es el mayor logro de un hombre: el del hombre que conquista un imperio, el que pudiendo hacerlo no lo hace, o el de aquel que evita que otro lo haga?
Sobre eso nada sé (dijo Nasrudín), pero sí conozco una tarea mucho más difícil que cualquiera de ésas. -
¿Cuál es Mullah?... le preguntó el niño
Tratar de enseñarles a los niños a ver las cosas tal como en realidad son. Le respondió Nasrudín.
LAS RAZONES PARA HACER Y NO HACER.
De entre todos los pueblos que el Mullah Nasrudín visitó en sus viajes, había uno que era especialmente famoso porque sus habitantes eran muy buenos con los números y los cálculos. De visita en este pueblo, Nasrudín encontró alojamiento en la casa de un granjero. Una mañana se dio cuenta de que el pueblo no tenía pozo. Todas las mañanas, alguien de cada familia del pueblo cargaba uno o dos burros con garrafas vacías y se iban a un riachuelo que estaba a una hora de camino, llenaban las garrafas y las traían de vuelta al pueblo, lo que les llevaba otra hora más.
¿No sería mejor si tuvieras agua en el pueblo?, preguntó Nasrudín al granjero de la casa en la que se alojaba.
¡Por supuesto que sería mucho mejor!, dijo el granjero. El agua me cuesta cada día dos horas de trabajo para un burro y un chico que lleva el burro... Eso hace al año mil cuatrocientas sesenta horas, si cuentas tanto las horas del burro como las del chico. Pero si el burro y el chico estuvieran trabajando en el campo todo ese tiempo, yo podría, por ejemplo, plantar todo un campo de calabazas y cosechar cuatrocientas cincuenta y siete calabazas más cada año, que al precio actual alcanzarían para comprar vaca y media.
Veo que lo tienes todo bien calculado, dijo Nasrudín admirado. ¿Por qué, entonces, no construyes un canal para traer el agua del río?...
¡Eso no es tan simple!, dijo el granjero. En el camino hay una colina que deberíamos atravesar. Si pusiera a mi burro y a mi chico a construir un canal en vez de enviarlos por el agua, les llevaría quinientos años si trabajasen dos horas al día... Pero, sólo me quedan otros treinta años más de vida, meses más, meses menos, u otros 6 y 3/4 más... si dejo el tabaco. Así que me es más barato enviarles por el agua."
Sí, pero, ¿es que serías tú el único responsable de construir un canal? Son muchas las familias en el pueblo. le preguntó Nasrudín.
Claro que sí", dijo el granjero. Hay cien familias en el pueblo. Si cada familia enviase cada día dos horas un burro y un chico, el canal estaría hecho en cinco años. Y si trabajasen diez horas al día, estaría acabado en un año.
Entonces, ¿por qué no se lo comentas a tus vecinos y les sugieres que todos juntos construyan el canal?... le sugirió Nasrudín.
El granjero prendiendo otro cigarro, le explica lo siguiente:
Pues... Mira, si yo tengo que hablar de cosas importantes con un vecino, tengo que invitarle a mi casa, ofrecerle té y azúcar, hablar con él del tiempo y de la nueva cosecha, luego de su familia, sus hijos, sus hijas, sus nietos. Después le tengo que dar de comer y después otro té con galletas y él tiene que preguntarme entonces sobre mi granja y sobre mi familia para finalmente llegar con tranquilidad al tema y tratarlo con cautela. Eso lleva un día entero. Como somos cien familias en el pueblo, tendría que hablar con noventa y nueve cabezas de familia. Estarás de acuerdo conmigo que yo no puedo estar noventa y nueve días seguidos discutiendo con los vecinos. Mi granja se vendría abajo. Lo máximo que podría hacer sería invitar a un vecino a mi casa por semana. Como un año tiene sólo cincuenta y dos semanas, eso significa que me llevaría casi dos años hablar con mis vecinos. Conociendo a mis vecinos como les conozco, te aseguro que todos estarían de acuerdo con hacer llegar el agua al pueblo, porque todos ellos son buenos con los números... Y como les conozco, te aseguro, cada uno prometería participar si los otros participasen también. Entonces, después de dos años, tendría que volver a empezar otra vez desde el principio, invitándoles de nuevo a mi casa y diciéndoles que todos están dispuestos a participar...
Vaya, que cálculos tan increíbles..., dijo Narudín. Pero entonces en cuatro años estarían preparados para comenzar el trabajo. ¡Y al año siguiente, el canal estaría construido!.
Pero... hay otro problema, dijo el granjero. Estarás de acuerdo conmigo que una vez que el canal esté construido, cualquiera podrá servirse del agua, tanto si ha o no contribuido con su parte de trabajo correspondiente.
Lo entiendo, incluso si quisieras, no podrías vigilar todo el canal, dijo Nasrudín.
Pues no, dijo el granjero. Cualquier avispado que se hubiera librado de trabajar, se beneficiaría de la misma manera que los demás y sin costo alguno.
Tengo que admitir que tienes razón, dijo Nasrudín.
El granjero continuo:
Así que cada uno de nosotros que somos muy buenos para los números y los cálculos, intentaremos escabullirnos. Un día el burro no tendrá fuerzas, otro día el chico de alguien tendrá tos, otro la mujer de alguien estará enferma, y el niño y el burro tendrán que ir a buscar al médico... Como a nosotros se nos dan bien los números, intentaremos siempre hacernos a un lado. Y como cada uno de nosotros sabe que los demás no harán lo que deben, ninguno mandará a su burro o a su chico a trabajar. Así que la construcción del canal ni siquiera se empezará...
Tengo que reconocer que tus razones suenan muy convincentes", dijo Nasrudín, que se quedó pensativo por un momento, pero de repente exclamó:
Conozco un pueblo al otro lado de la montaña que tenía el mismo problema que ustedes tienen. Pero ellos tienen un canal desde hace ya veinte años...
Efectivamente", dijo el granjero. Pero ellos no son buenos para los números y los cálculos...
LA FARMACIA.
Nasrudín estaba sin trabajo, y decidió basado en sus amplios conocimientos de las propiedades de las hierbas y sus preparaciones abrir una farmacia. Pensó en ello y dijo:
Sí, es una buena idea, creo que soy capaz de ser farmacéutico. Pero no voy a abrir solamente un herbolario o una farmacia que se ocupe de hierbas, voy a abrir algo enorme y a producir un impacto significativo.
Entonces Nasrudín compró una tienda, instaló las estanterías y vitrinas, y cuando llegó el momento de pintar el exterior colocó un andamio, lo cubrió con sábanas y trabajó afanosamente detrás de él. No dejó ver a nadie el nombre que le iba a poner a la farmacia, ni cómo estaba pintando el exterior. Después de varios días, distribuyó folletos que decían: "La gran inauguración es mañana a las nueve".
Todas las personas del pueblo y de los pueblos de los alrededores vinieron y se quedaron de pie esperando frente a la nueva tienda. A las nueve en punto salió Nasrudín, y con un grandilocuente gesto teatral quitó la sábana que cubría la fachada de la tienda. Había allí un enorme cartel que decía: "FARMACIA CÓSMICA Y GALÁCTICA DE NASRUDÍN", y debajo, con letras más pequeñas, se podía leer: "Armonizada con influencias planetarias"...
Muchas personas quedaron muy impresionadas, y él hizo muy buenos negocios ese día. Sin embargo, al final de la tarde, el maestro de la escuela local, se acercó molesto y le dijo:
Francamente, Nasrudín, esas afirmaciones que usted hace en el cartel de su farmacia son un poco dudosas...
No, no, para nada es así... dijo Nasrudín. Todas las afirmaciones que hago acerca de influencias planetarias son absolutamente ciertas: comprenda, cuando el sol se levanta, abro la farmacia y cuando el sol se pone, la cierro.
LA LEY DE LA VERDAD.
Por ser considerado un "Gran Mullah", es decir un maestro y hombre sabio, Nasrudín era generalmente consultado por el Rey.
En una ocasión el rey decidió obligar por ley a sus súbditos a decir la verdad. Ellos habían hecho de la mentira algo habitual, creando una sociedad corrupta. Por lo que decide consultar a Nasrudín acerca de las leyes que pensaba implementar. Nasrudín le contesta solemnemente, con sabiduría :
Las leyes, por sí mismas, no hacen mejor a la gente. Es necesaria la práctica de ciertas cosas para lograr armonizarse con la verdad interior de cada uno. Esta forma de verdad se asemeja muy poco a la verdad aparente...
Tras escucharlo con detención, el monarca decidió que él podía, de cualquier manera obligar a todos sus súbditos a practicar la verdad.
La forma de entrar a la ciudad era a través de un puente, sobre el cual el Rey hizo construir un patíbulo. Cuando al amanecer del día siguiente fueron abiertas las puertas, el jefe de la guardia se encontraba apostado allí con un escuadrón de soldados, para examinar e interrogar a todo el que entraba.
Fue hecho este anuncio:
"Todos serán interrogados. Si dicen la verdad, se les permitirá entrar. Si mienten, serán colgados".
Nasrudín que se encontraba entre los que iban a entrar a la ciudad, se adelantó...
¿Adónde va usted?, le preguntó uno de los guardias.
Yo... dijo Nasrudín lentamente, voy camino a ser colgado.
¡ No le creemos!, le contestaron.
Muy bien, si he mentido, ¡cuélguenme!... les dijo Nasrudín.
Pero si lo colgamos por haber mentido, habremos hecho que lo que usted dijo sea cierto, le replicó otro de los guardias.
Así es: ¡ahora saben lo que es la verdad...!
LA MUJER PERFECTA.
En medio de un relajo y de unas copas, Nasrudín conversaba con un amigo.
Entonces, ¿nunca pensaste en casarte?, le preguntó el amigo
Sí pensé, respondió Nasrudín. En mi juventud, resolví buscar a la mujer perfecta. Crucé el desierto, llegué a Damasco, y conocí una mujer muy espiritual y muy linda; pero ella no sabía nada de las cosas de este mundo... y eso, amigo mio, es algo muy necesario. Continué viajando, y fui a Isfahan; allí encontré una mujer que conocía el reino de la materia y el del espíritu, pero... no era bonita. Entonces resolví ir hasta El Cairo, donde cené en la casa de una hermosa mujer, religiosa, y conocedora de la realidad material.
¿Y por qué no te casaste con ella?, le pregunta el amigo con curiosidad.
¡Ah, compañero mío! Lamentablemente ella también quería un hombre perfecto.
LA SOPA DE PATO.
Cierto día, un campesino fue a visitar a Nasrudín, atraído por la gran fama de éste y deseoso de ver de cerca al hombre más ilustre de toda la región. Le llevó como regalo un magnífico pato. Nasrudín, muy honrado, invitó al hombre a cenar y pernoctar en su casa. Comieron una exquisita sopa preparada con el pato. A la mañana siguiente, el campesino regresó a su campiña, feliz de haber pasado algunas horas con un personaje tan importante y famoso.
Algunos días más tarde, los hijos de este campesino fueron a la ciudad y a su regreso pasaron por la casa de Nasrudín.
Somos los hijos del hombre que le regaló un pato, le dijeron.
Nasrudín los recibió y los agasajó con una exquisita sopa de pato.
Una semana después, dos jóvenes desconocidos llamaron a la puerta de Nasrudín.
Somos los vecinos del hombre que le regaló un pato, le dijeron.
Nasrudín empezó a lamentar haber aceptado aquel pato. Sin embargo, puso al mal tiempo buena cara y los invitó a pasar como huéspedes y a comer.
A los ocho días, una familia completa pidió hospitalidad ante él.
Y ustedes ¿quiénes son?... preguntó Nasrudín
– Somos los vecinos de los vecinos del hombre que le regaló un pato...
Nasrudín hizo como si se alegraba y los invito al comedor. Al cabo de un rato, apareció con una enorme olla sopera llena de agua caliente y llenó cuidadosamente los tazones de sus invitados. Luego de probar el líquido, uno de ellos exclamó:
Pero… ¿qué es esto, noble señor?... ¡Por Alhá que nunca habíamos visto una sopa tan desabrida!...
Nasrudín se limitó a responder:
Esta, mis queridos amigos, es la sopa de la sopa, de la sopa de pato que con gusto les ofrezco a ustedes, los vecinos de los vecinos, de los vecinos del hombre que me regaló el pato.


 
©2024 - Gabitos - Todos los derechos reservados