Estimada Rous:
Verdaderamente siento un sentimiento de alegría en mi pecho
cuando percibo que alguien ha atrapado o captado la parte medular de
alguna exposición puesta en esta Comunidad. Y tú, por lo que percibo en tu aportación, lo has logrado.
Ahora, entremos en materia con respecto al resto de tu aportación.
Primero que todo, intentemos comprender que existen dos maneras
de contactar lo superior, de acuerdo a ciertas características
individuales de las personas.
Por ejemplo, un Krisnamurti,
fue una persona que desde su tierna niñez mostró dotes naturales para
contactar lo superior. Él no requirió de escuela o maestro alguno para
realizarse. Y así fue su pregón por el mundo: “No se requiere de escuela
ni de maestro para alcanzar la liberación; todo está dentro de ti”.
Pero existimos otros, como tú y como yo, y como la mayoría de
las personas que conocemos en la vida, simples hombres y mujeres
ordinarios. Nosotros no nacimos con ese talento natural, y ni nuestras
condiciones herenciales ni las condiciones en las que hemos vivido
contribuyeron a despertar esa parte esencial en nosotros. Nosotros, como
la gran mayoría de la gente, sí requerimos de cierta ayuda para
descombrar o erradicar diversas suciedades o condicionamientos que se
han pegado a nosotros durante el transcurso de nuestra vida ordinaria.
Una vez expuesto lo anterior, podremos tratar de ver lo siguiente sin perder de vista esto.
La mente de un hombre o mujer ordinarios no es un espejo límpido
y libre de suciedad que pueda reflejar con claridad la realidad; todos
sus contenidos y condicionamientos adquiridos en la vida distorsionan su
percepción. Digamos, que la personalidad (parte adquirida en la vida)
se interpone entre la realidad y su esencia (aquello que verdaderamente
le pertenece), e impide el contacto directo con la realidad.
Ahora bien, si ese hombre o mujer ordinarios comprende su situación
actual tal y como es, quizá eso despierte en él o ella un deseo intenso
por liberarse de esa parte que le impide ver las cosas tal y como
realmente son.
¿Y cómo podría librarse él mismo de él mismo?
Quizá requiera primero un tipo de conocimiento especializado,
diferente al que puede encontrar en la vida y educación ordinaria. Un
conocimiento transmitido por personas que han pasado por un proceso para
liberarse ellos mismos de esa parte.
Si la persona que tiene
el deseo de liberarse acepta y comienza a verificar en él mismo lo
transmitido por esas personas ya liberadas o en camino a su liberación,
arriba a que es necesario efectuar un trabajo despiadado sobre él mismo
para realizar su deseo. Que tiene que esforzarse y luchar para controlar
los condicionamientos de su personalidad. Que tiene que sacrificar lo
menor por lo mayor, lo falso por lo real, etc. Si él o ella aceptan este
trabajo, y lo realizan con persistencia y la discriminación necesaria,
tarde o temprano podrían alcanzar su deseo.
En lo que tú
indicas, partes de que existe una instancia previa llamada:
concientización, percepción o atención plena. Pero si observas
directamente eso en lo ordinario, descubrirías que a la mejor la
instancia previa es: inconsciencia, ceguera e incapacidad de atención.
Que el hombre y la mujer ordinarios sólo reaccionan en base a reflejos
condicionados, y que esos reflejos vienen desde muy diferentes fuentes
que a veces los confundimos como algo que nace espontáneamente. Lo que
es real esta ahí, pero nosotros sólo captamos a través de nuestros
sentidos especializados diversas partes de esa realidad. Digamos que
nuestros sentidos especializados son impactados por lo que está afuera.
Todas esas impresiones que vienen desde fuera llegan a diversas
partes de la corteza cerebral, y ahí, de una manera extraña, se forma
una percepción, y decimos: “Estoy viendo un árbol, es un roble grande,
etc.”. Las impresiones sensorias dan por resultado un concepto o imagen
en nuestro cerebro. Ese concepto lo podemos asociar con memorias
similares de otros árboles, y podemos desechar esa impresión porque no
le interesa al cerebro. Después de un trabajo de escuela, para un hombre
o mujer ordinario, quizá pueda ser sensible a lo anterior, quizá se de
cuenta o esté conciente de cómo funciona; en pocas palabras, requeriría
despertar la sensibilidad en su interior.
Una vez despertada y
desarrollada su sensibilidad, o estar conciente de cómo funcionan su
diversos instrumentos de sensación, sentimiento y pensamiento, descubre
que casi siempre, él o ella, están identificados con esos instrumentos;
cree que él o ella es verdaderamente ese instrumento, cree que sus
pensamientos y sentimientos son lo que es en realidad. Pero ese trabajo
le ayuda sólo a descubrir o conocer cómo funciona su personalidad; pero
que eso no le ayuda a descubrir o vivir a partir de lo que él o ella
realmente es.
Tendría que trabajar para lograr la separación
requerida. Y eso lo llevaría a la verdadera “Consciencia”. Y esa
Consciencia lo podría conducir a descubrir y experienciar lo que tú nos
estás indicando: Sati.
Y es claro, sólo despertado ese nivel
Consciente en nosotros, nos haría vernos a nosotros y a las cosas tal y
como verdaderamente son.
Podríamos hacer trampas para
acelerar este trabajo tan duro y difícil. Quizá con alguna droga, quizá
con ayunos o ejercicios extenuantes, quizá manteniéndonos sin dormir,
quizá con licor; o quizá intentando trabajar directamente en la
“Meditación”.
Pero cualquier maestro o guía auténtico sabe y
comprende que nadie puede enseñar ni transmitir la meditación. Que la
meditación es el resultado de un trabajo previo para crear e
intensificar primero nuestra “Concentración”, mantener nuestra atención
dirigida a algo previamente seleccionado. Después de haber ganado
maestría sobre la Concentración, comenzaría a trabajar en la
“Contemplación”. Y si gana maestría sobre la contemplación, eso mismo lo
conduciría a la “Meditación”, y la meditación a la “Realidad”.
Te felicito por todo lo que has logrado, pero las cosas no son tan
fáciles como parecen a simple vista, la Realidad está más allá de la
meditación, pero es un camino válido el que tú has seguido, desde luego,
de acuerdo a tu aportación. . .
Aportado por Carlos de la Garza