La madurez se refleja en que muy pronto se empieza a comprender que la
experiencia interior de realización posee similares características que
lo que estaba escrito desde hacía milenios en lo que se conoce como la
tradición.
Al estar vuelto hacia la esencia, se recibe y se es inspirado, y así se transmite lo que le ha sido confiado.
Con esta comunicación en realidad no se trata de transmitir nada, sino de despertar lo que ya está allí.
En un nivel "más profundo", nadie nace y nadie muere; solo existe lo No-nacido.
Cada personaje, cada organismo es una de las formas temporales en que el Infinito se aparece a Sí mismo.
Como las olas en el océano, las formas aparecen y desaparecen en lo No-nacido.
Tal aparición y desaparición suele ir acompañada de emociones de placer
y dolor; estas vienen por sí mismas y se disuelven de la misma manera.
En la muerte aparente, los cuatro elementos que componen el cuerpo
vuelven a los cuatro elementos, mientras que eso que apareció y "vivió".
Como el cuerpo, es el mismo Ser/Vitalidad que aparece como tú, como el
dolor, como las estrellas en la noche, o la canción de un pájaro fuera
de tu ventana.
Ver esto no cambiará lo que aparece, pero la
"inversión" en las apariencias individuales puede llegar a ser menos
intensa, algo así como ver una película, en que uno está hipnotizado
creyendo que está viendo una situación real.
Salir de la hipnosis no alterará la película, pero sin duda transforma la percepción de la misma.
Aquí llegamos a un punto "difícil".
La mente puede aceptar esta "teoría" y tratar de aplicarla como un método.
Los intentos de escapar continúan, pero ahora disfrazados de intentos de aceptación.
Al igual que la película mencionada anteriormente, ver a través de esta mente patrón no necesariamente la cambia,
Pero puede socavar la hipnosis que la alimenta.
R,Malak.