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General: EL JUEGO DIVINO... ES
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: LUISWAYUU - ASHSHUA  (Mensaje original) Enviado: 24/11/2019 00:47

23 noviembre de 2019.

El juego de lo divino, es la fuente de la que fluye todo, y sostiene las imágenes en la conciencia en plena armonía.

Al estar en la realización, la certeza y la vivencia directa generan una entera disposición del instrumento, del organismo cuerpo-mente,

Permitiendo la expresión del poder divino como luz o claridad, como comprensión, amor y guía, y manifiesta un desenvolvimiento con total plenitud, independencia, libertad, espontaneidad, y la mayor veracidad posible.

Esto provoca que desarrolle un equilibrio manifestado como el potencial de la vida, permite que el poder se muestre como fluidez armónica y coherente entre el pensar, sentir y hacer.

En suma es eso lo que significa el poder de la realización y su maestría.

El presunto mago (siddha) desea exhibir los siddhis (poderes) para que otros le aprecien. Busca reconocimiento, y si el aprecio no viene, no será feliz.

Debe haber otros que le aprecien. Y hasta puede encontrar a otro que posea más poderes.

Resulta evidente que la experiencia de la no-dualidad no puede basarse en presupuestos que aceptan la dualidad; “quiero poderes para ser admirado”.

Pero ¿quién hay sino Brahma?, ¿quién quiere poderes sino el ego programa? ¿ante quién quiere exhibirse?

El sadhaka debe rechazar esos “espejismos mágicos”, sólo deseables por los ignorantes.

En todo caso, las técnicas, aunque solo provocan una inmersión temporal de la mente, ayudan a experimentar el gozo de morar en el estado de consciencia libre de pensamientos y, por tanto, ceban la mente para que continúe con su práctica..

Una de las principales revelaciones de la práctica meditativa es que cuando prestamos atención a los objetos externos, tal atención adopta la forma de «pensamientos», pero cuando prestamos atención a la “sensación de ser”, la atención permanece como ser.

Ciertamente, este hecho no debe ser un «pensar» en nosotros, sino un prestar atención a «yo soy» que provoca que la mente se desenrrolle como un calcetín hasta que podamos observar el asombroso hecho de que nuestro pensamiento cesa y permanece en el estado de solo ser.

Mientras que en la meditación convencional se requiere de un objeto sobre el cual meditar, en la meditación “yo soy” hay solo el sujeto sin el objeto.

O, si se prefiere, el sujeto hace de sí mismo su objeto de observación hasta que, paulatinamente, experimenta que no hay sujeto ni objeto, sino solo observación impersonal.

El punto de partida es nuestra constatación de que somos y existimos o, dicho en otros términos, nuestra sensación de presencia consciente.

La meditación es, nada más y nada menos, que prestar atención a esa sensación de presencia que está obstruida por una cortina de pensamientos.

La meditación es rechazar toda experiencia, y ser en el estado sin experiencia.

Es importante insistir en que la atención a esa sensación de sí mismo ha de ser efectuada de forma paciente y sosegada eliminando cualquier sobre esfuerzo o violencia.

Es atención sin tensión. Cualquier esfuerzo físico o intelectual en este sentido lo es siempre del cuerpo-mente y emoción.

R.Malak.



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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: LUISWAYUU - ASHSHUA Enviado: 24/11/2019 00:50

22 noviembre de 2019.

La base de la conciencia de Sí mismo como lo real es permanente y eterno, no puede ser negado, ni nos podemos separar de esta comprensión.

La conciencia puede ser cubierta, velada o tergiversada.

De allí que se apunta a conseguir una expansión de nuestra conciencia, sin embargo la conciencia no se expande, es siempre conciencia, y siendo continente de todo cuanto pueda existir, no tiene hacia dónde más ensancharse.

Lo que se expande es el ámbito de la atención y el alcance de conocer los contenidos en todas sus posibilidades, que son infinitas.

Pretender encontrar la verdad en lo conocido es como aferrarse a un reflejo o un espejismo que se escapa de las manos del mismo modo que llegó a ellas.

Al reconocer todo esto, se evidencia la realidad y esta tarea ha de ser nuestra única razón de la vía.

Con la observación sin juicio, la mirada no dual, el ver desde el origen o la ausencia de limitaciones conceptuales, se evidencia nuestra verdadera naturaleza, de ese modo podemos detectar la unificación interior.

Todo va y viene, los invitados frente a la conciencia van y vienen, pero el dueño de la casa, en observación sin juicio, permanece como la conciencia.

Parejamente, la repetición incesante del nombre de lo divino o de palabras sagradas (mantra-japa), por ejemplo, AUM (Maitrî-Úpanishad ayuda a controlar la mente, sobre todo si son practicadas con devoción y convicción.

En la India son especialmente venerados los cuatro grandes dichos contenidos en cada uno de los cuatro Vedas.

El mahavakya del Rig Veda es decir, «la consciencia pura es brahman» el del Yajur Veda es que significa «yo soy brahmán, el del Sama Veda que significa «ello [brahman] tú eres y el del Atharva Veda es que significa «este sí mismo es brahman»

Es el poder que viene de lo Divino, y de ese modo se muestra en la observación sin juicio.

Es preciso comprender que el poder de conciencia es el trasfondo permanente sobre el cual todo se mueve y a su vez la emanación que presencia y sabe del propio ser de sí mismo.

A esta base o trasfondo se suma la manifestación de la eseidad, como la sensación y el pensamiento inicial de “yo soy”, la cual construye la persona, dando paso a que uno se vea a si mismo como independiente de la fuente.

Esto ocurre porque esta idea de independencia se sobrepone en la conciencia esencial, entrando a suponer que la conciencia está contenida en su manifestación, en la persona, como perteneciente a la entidad, y no al revés.

R.Malak.



 
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