Un clérigo inglés tiene varios perros. El problema era que, cuando llamaba a uno, venían todos.
Cuando regañaba a uno, se arrepentían todos. Un día dio con la solución a sus problemas:
le habla a cada perro en un idioma distinto.
Graeme Simms, de 63 años, de la localidad de Blynhill en Staffordshire, entrena a su collies como un hobbie,
pero encontró que sus veinte perros se confundían cuando les daba las órdenes en inglés.
Ahora, tiene a cada uno de sus perros, entrenados en un idioma distinto: inglés, alemán,
árabe, galés, anglosajón arcaico y francés. Si bien el sacerdote no habla
en forma fluida la mayoría de estos idiomas, sí sabe decir con seguridad cosas como "la patita", "quieto" y cosas así en todos ellos.
Barney y su cachorrito Jack entienden sólo árabe.
Susie en cambio escucha la lengua de sus antecesores galos. Ben recibe sus órdenes en inglés arcaico...
Según la parroquiana Helen Hayes de 68 años, "los perros del reverendo lo adoran.
Él puede reconocer el ladrido de cada uno de ellos y les habla a cada uno en su idioma particular.
Es asombroso. Es un don de Dios".