No soy yo el que te ama
ni el terco que no te olvida,
eres tú la que provocas
que lo haga: y lo hago.
Y quizás no lo sabes;
pero no hago más que
comer de ti, morir de ti
y hablar de ti. No soy yo.
Eres tú la que irrumpes
sin avisar y de este oneroso modo.
Mis pasos sobreviven
Al lado de los tuyos
y aunque camino poco,
senderos hay muchos,
aléjate, porque te alcanzo.
¡Que si lo logro!
Pídeme como siempre,
que me largue de inmediato,
y si no, solo sonríeme.