La palabra soltar tiene grandes implicaciones emocionales,
se ve y se escucha tan sencilla de decir, “suéltalo”
“no pasa nada” pero en el fondo claro que pasa y eso que nos
pasa nos mueve toda la existencia. El soltar implica dejar
las manos libres, abiertas es como meterlas al agua que fluye,
no se puede detener nada sigue su camino y si se detiene corremos
el riesgo de quedarnos anclados... en algún lugar que puede ser
cómodo, pero a final de cuentas anclado.
A veces soltar duele, duele dejar atrás situaciones vividas al lado de
seres que nos acompañaron en algún trayecto de nuestra vida,
pero fueron puestas ahí para enseñarnos lo que necesitábamos aprender
en ese momento ni antes ni después. Es importante cerrar ese ciclo
darles las gracias a esas personas, situaciones por todo
lo aprendido y continuar con el camino.
Soltar implica crecer y crecer implica vivir, y vivir es arriesgarte a vivir
lo que venga en tu vida. Es importante recibir con los brazos abiertos
todo lo que llegue a nuestra vida, sin anclarlo y crecer juntos de la
mano dejando un espacio de libertad en cada uno de nosotros.
A/D
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