Un holandés de cuarenta y cuatro años estaba tan borracho que cuando la policía le
hizo el test de alcoholemia rompió el analizador de aliento.
El holandés de la localidad de Krommenie, cuyo nombre no fue divulgado, tenía tanto alcohol
en el aliento que la máquina que mide la alcoholemia se negó a funcionar durante un rato,
y cuando finalmente arrancó, mostró valores fuera del rango existente.
El hombre fue llevado a un médico, quien a través de un análisis de sangre
reveló que el conductor tenía siete veces más alcohol del permitido para manejar.
La policía, quien relevó al conductor de su errático manejo, informó que el hombre alegó que había tomado sólo
"cuatro cervezas".
Una corte en Haarlem condenó al chupandín a pagar cerca de mil dólares de multa,
una inhabilitación para conducir vehículos motorizados durante 15 meses y dos semanas de prisión en suspenso.