Es mucho mejor tener sueños que vivir sin ellos. En mis sueños tengo un sueño. En él nadie interrumpe su ilusión, su alegría, su vigor. En mis sueños, soy libre, hago aquello que en la realidad no soy capaz. Todo cuanto ocurre en ellos es aquello que ni siquiera soy capaz de imaginar. Son tal vez ilusiones; o tal vez, desgracias, tristezas; o tal vez esperanza. En mis sueños cabe todo tipo de emociones. En mis sueños despierta, alcanzo la meta de un mejor estar; acaricio el cariño, la ternura, la sensibilidad. En mis sueños, mientras duermo, no solo hay ilusión y alegría; también hay temores, temblores, gritos, palabras, sudación.
¿Qué frena mis sueños? Yo misma soy quien los freno; quizás porque no los vea jamás cumplidos; o quizás, porque no tenga la fuerza suficiente de poderlo a cabo llevar; tal vez porque algo o alguien pueda detenerlos o, voluntariamente, dejen de ser eso, sueños.
En mis sueños no soy yo misma, soy quien desearía cambiar; pero sé que al despertar son eso, sueños que, lejos de la realidad, se hallan en una amarga existencia que se sobrelleva sin saber cómo porque hasta en mis propios sueños me ahogo en la profundidad.
¡Cómo me gustaría que al final de mi vida alguno de mis sueños hayan sido realidad!
Rosa Mª Villalta Ballester