La anciana madre de aquel pobre señor estaba en agonía.
"¡Por favor, mamá! -le suplica el desdichado-.
¡Ahora que va usted a morir dígame quién fue mi verdadero padre!".
La vejuca responde con temblorosa voz: "Pro-bee-taaa...".
"¡Probeta! -exclama con alegría el señor-.
¡Eso acaba mis terribles dudas! ¡Soy hijo de la ciencia!".
"No -lo corrige la ancianita-.
Probé tantos hombres que nunca supe cuál de todos fue tu padre"...