Tu cuerpo desnudo sobre ese baúl con tantas espinas,
que rozan tu piel pulcra y morbosa, rasgan tus senos firmes y deja la
marca del llanto, tus labios rojos escrupulosos, tus ojos llenos de locura
y perdición, tu vientre terso que declara tu independencia como
mujer, como flor, como vida, como pájaro.
Mujer escrita y descrita en una cama apartada, él la luna fucsia,
sobre una roca púrpura.
Mujer de la forma perfecta, hastiada del rocío que brota de tu
frente y tu pecho.
Mujer con espíritu dulce y sanguinario como la inocencia de los
pensamientos esculpidos de tus pies, los que detuvieron su paso en este
suelo que ya no se condensará jamás.