Quizás Dios quiere que conozcamos
unas pocas personas equivocadas
antes de conocer a la correcta,
y sepamos cómo estar agradecidos por ese regalo.
Cuando la puerta de la felicidad se cierra, otra se abre,
pero muchas veces miramos tanto la puerta cerrada
que no vemos la que ha sido abierta para nosotros.
Es cierto que no sabemos lo que tenemos
hasta que lo perdemos, pero también es cierto
que no sabemos qué nos está faltando hasta que llega.
¡Darle a alguien todo tu amor no es garantía
de que te amará de vuelta!
No esperes amor a cambio,
sólo espera a que crezca en su corazón,
pero si no lo hace,
alégrate de que creció en el tuyo.
Fíjate en alguien que te haga sonreír
porque se necesita sólo una sonrisa
para hacer que un día oscuro parezca claro.
La alegría es algo bueno.
Comprende eso tan simple
y llena tu vida y la de los demás de felicidad...