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General: CAMINANDO SOBRE LAS AGUAS
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: Sariasm  (Mensaje original) Enviado: 07/08/2011 18:16

CAMINANDO SOBRE LAS AGUAS
Dos figuras cobran especial relieve en el evangelio de hoy: Jesús y Pedro.
PEDRO
De madrugada se les acercó Jesús, andando sobre el agua. Los discípulos, viéndole andar sobre el agua, se asustaron y gritaron de miedo, pensando que era un fantasma.

Jesús les dijo en seguida:
-«¡Ánimo, soy yo, no tengáis miedo!»
Pedro le contestó:
Señor, si eres tú, mándame ir hacia ti andando sobre el agua”.

Él le dijo:
“Ven”
Pedro bajó de la barca y echó a andar sobre el agua, acercándose a Jesús; pero, al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, empezó a hundirse y gritó:

-«Señor, sálvame.»
En seguida Jesús extendió la mano, lo agarró y le dijo:

¡Qué poca fe! ¿Por qué has dudado?
En cuanto subieron a la barca, amainó el viento.

Los de la barca se postraron ante él, diciendo:
-«Realmente eres Hijo de Dios.»

La escena, vista desde la persona de Pedro, es—también—muy aleccionadora. La fe de Pedro, confiada en un momento, titubeante luego, se convierte en paradigma o modelo, no solo para el apóstol, sino para todo creyente. En él se personifica y simboliza todo camino hacia Cristo, hacia la fe. Un camino que no siempre está exento de dudas.

Los discípulos, viéndole andar sobre el agua,

se asustaron y gritaron de miedo,

pensando que era un fantasma.

Superada la idea de pensar que la fe pueda ser un fantasma o un “cuento sufí”, leo en el Catecismo de la Iglesia Católica que la fe “consiste en fiarse plenamente de Dios y acoger su Verdad, en cuanto garantizada por Él, que es la Verdad misma”. Y acepto la definición sin dificultad alguna. Y la creo igualmente sin dificultad. Sobre todo, cuando “oigo” que Jesús me dice en cada página del evangelio, con palabras y, sobre todo, con milagros: “¡Ánimo, soy yo, no tengáis miedo!”.

También la fe de Pedro busca su apoyo más en el milagro que en la palabra de Jesús

Señor, si eres tú, mándame ir hacia ti

andando sobre el agua”.

Es también la suya una fe imperfecta, sin duda, pide el milagro de caminar sobre el agua, como Jesús, cuando la fe auténtica se fundamenta en la confianza absoluta en la palabra del Señor. Jesús acepta:

Él le dijo: Ven

Y aunque Pedro, ante el mandato de Jesús, toma la decisión de lanzarse al agua,

“al sentir la fuerza del viento,

le entró miedo, empezó a hundirse y gritó:

“Señor, sálvame”.

Como suele suceder con el creyente: la fe no es exactamente un salto en el vacío, está garantizada por la palabra de Dios, que ofrece seguridad absoluta; pero salir de uno mismo hacia el misterio suscita, tal vez inevitablemente, cierto miedo.

Un antiguo catecismo preguntaba: “¿Qué cosa es fe?” Y respondía: “Fe es creer lo que no vimos”. Y esta falta de evidencia parece llevar inherente en el creyente cierto amago de duda, como en Pedro.

Sobre todo cuando el creyente se adentra en las aguas de la vida, y arrecia la fuerza del viento, y siente que se hunde en el sufrimiento… ¡qué difícil es mantener íntegra la fe y la confianza en el Señor! Dichosos si acertamos a gritar: “Señor, sálvame”.

Sin duda merecemos el benévolo reproche de Jesús, lo mismo que Pedro: ¡Qué poca fe! ¿Por qué has dudado?”.

Pero no debemos desesperar nunca. Pedro, prototipo de discípulo por su amor a Jesús, cayó también en la insuficiencia de su fe, ¡y hasta en una triple negación! Y Jesús lo eligió, a pesar de todo, para “piedra” y fundamento de su iglesia. Pedro se convierte así en espejo de la situación de todo discípulo. Y si la duda parece ser integrante del claroscuro de la fe, tenemos también la promesa del apoyo de Jesús a todo el que cree. Basta pedírselo: “Señor, yo creo, pero aumenta mi fe”


*Fondo por Vainica *



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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: VAINICA Enviado: 07/08/2011 21:34

-«¡Ánimo, soy yo, no tengáis miedo!»
 


 
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