Déjé la luz a un lado ,y en el borde
de la revuelta cama me senté,
muda, sombria, la pupila inmobil
clavada en la pared.
¿Qué tiempo estuve así?No sé:al dejarme
la embriaguez horrible del dolor,
expiraba la luz y en mis balcones
reia el sol.
Ni sé tampoco en tan terribles horas
en que pensaba o qué pasó por mí,
sólo recuerdo que lloré y maldije
y que aquella noche envejecí.
BECQUER.