Ya totalmente de espaldas a la vida,
mis oídos oyen una emotiva historia,
mi vista se emborrona bien dolorida,
por la lágrima viva que asoma curtida.
Hablan de un ser que despidió la vida
dejando recuerdos a los que la querían,
amargura, desaliento y tristeza asida,
es el sentir de estos que lloran su partida.
No quise hacer caso mas la historia fue oída,
Pero el corazón escuchaba y agazapado latía,
obligándome a sentir esa lágrima sumergida,
que corría por mi turbada mejilla y se hundía.
Sinsabores de una vida a veces henchida,
muchas otras veces mas bien tan solo vacía,
cuanto nos alegra dar la bella bienvenida,
como duele decir adiós cuando la muerte se mecía.