La hora de la angustia
Debo mantener la mente fría más allá de lo indescifrable que puedo encontrar al otro lado de la puerta hasta es posible que mis pasos sigan recorriendo el círculo pintado sobre la piedra gris de las penumbras
es la hora de penetrar en el último laberinto apartar con mis manos en la oscuridad las telarañas colgadas en el mármol y buscar la habitación en la que alguien que aún no conozco interpreta al piano desconocidas partituras
dentro de la caja en que se ofrece a la felicidad como un regalo puedo guardar la hora de la angustia en ampollas de cristal con dinamita

Fernando Sabido Sánchez |