La leyenda de las brujas en
la República Dominicana es una herencia de Europa, que aun conserva los ecos de las
creencias medievales de viejo cuño.
Nuestras brujas son seres de la noche, mujeres de aspecto envejecido y tétrico, de alma
perversa. Como en la vieja tradición, las brujas vuelan en escobas, aunque aquí
prefieren convertirse en aves de buen tamaño y revolotear sobre las casas, emitiendo
graznidos espantosos.
Aseguran, que las brujas se quitan la piel antes de volar, que la ponen en remojo en una
tinaja, y que luego alzan el vuelo diciendo ¡Sin Dios ni Santa Maria! para acceder a las
fuerzas mas oscuras. Cuenta la gente que cuando vuelan, emiten risas y cantos
incomprensibles, cuando no resoplan al viento un claro fo-fo-fo, que utilizan también
para ahuyentar a los que las descubren.
Dicen los campesinos que cuando las brujas no vuelan por las noches, descansan bajo las
matas de plátano de los conucos. Las brujas succionan la sangre de los niños, y la
extraen directamente del ombligo o del dedo gordo del pie, a través del pecíolo hueco de
una hoja de higuereta Ricinus comunis, o del de una hoja de lechosa, Papaya carica.
Se cree que las brujas no atacan a los hijos de sus compadres, ni a los mellizos o
gemelos. En todas las comunidades rurales hay historias de brujas que fueron descubiertas
en pleno vuelo. El proceso de atrapar a una bruja se conoce como "tumbar a una
bruja", y los "tumbadores" son personas con cierto poder, que conocen las
oraciones y los rituales especiales para este fin. Dicen que cuando se atrapa a una bruja
hay que esperar el amanecer, pues cuando sale el sol el encantamiento se rompe y se puede
descubrir la identidad de la maligna mujer.
Aseguran que cuando llueve y hace sol, en algún lugar escondido se esta casando una
bruja...