Trapananda Es de noche en el espejo. ¿Oyes cantar la Patagonia como si fuera un niño? Apégate a mi corazón y oye cómo caen los granizos, pesados como sangre y desnudez a fojas sueltas: abundante y mía ella para ahorcarnos en el desconsuelo de no volver a vernos para morir juntos en la nieve tibia
Qué daría por abrazarte como eras, pero no. La España te quitó el corazón y lo convirtió en oro.
Jorge Aguilar Picuntureo

|