El Zanjón
Está lo mismo que antes: sus barrancas floridas,
hondo como era entonces el alegre zanjón...
Pero en su lecho el agua dejó de tener vida
y sólo hay en su seno de piedras un montón.
Las paredes abruptas por el tiempo roídas
demuestran de los vientos una potente erosión.
En los huecos profundos la víbora se anida
y en otros los bichitos esconden su mansión.
A su vera levantan sus copas los guaranes
que se alternan con matas, arbustos y arrayanes
sobre pálidos pastos en esa soledad...
El zanjón ya no crece con el murmurio lento,
pero a éste lo reemplaza el susurro que el viento
arranca de las hojas cantando libertad ...
A/D