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General: la oms y los celulares 2
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Resposta  Missatge 1 de 2 del tema 
De: luisp  (Missatge original) Enviat: 15/04/2010 20:47
IKHANNA

2.- Enfermedades de las radiofrecuencias o síndrome de microondas Desafortunadamente, los usuarios de teléfonos móviles no son los únicos que afectados, ni tampoco deben estar preocupados solamente por el cerebro. El siguiente resumen está inspirado en una amplia literatura científica sobre los efectos de ondas de radio (un espectro más grande el cual incluye las microondas) junto con las experiencias de científicos y doctores de todo el mundo con los cuales estoy en contacto. Los órganos que han mostrado ser especialmente susceptibles a la radiación incluyen los pulmones, sistema nervioso, corazón, ojos, testículos y glándula tiroidea . Las enfermedades también han aumentado significativamente en las últimas dos décadas, y hay una buena razón para relacionarlo con el masivo aumento de la radiación en nuestro entorno; el asma, desórdenes del sueño, desórdenes de ansiedad, trastornos de déficit de atención, autismo, esclerosis múltiple, ALS, enfermedad de Alzheimer, epilepsia, fibromialgia, síndrome de fatiga, cataratas, hipotiroidismo, diabetes, melanoma maligno, cancer testicular, y ataques cardiacos e infartos en gente joven. La radiación de torres de antenas de microondas también ha sido asociada con la muerte de bosques, fallos en la reproducción y disminución de la población de muchas especies de pájaros y deformidades de nacimiento en animales de granja. La literatura que muestra los efectos biológicos de la radiación de microondas es realmente enorme, de decenas de miles de documentos, y estoy asombrado de que los representantes de la industria afirmen que la tecnología inalámbrica es segura o - igual de ridículo- que no hay evidencia de daños. He omitido una enfermedad de la lista anterior: la enfermedad que tiene la persona B y que yo también tengo: electrosensibles. Viene ahora a cuento una breve historia. En los años 50 y 60 los trabajadores que construyeron, inspeccionaron y repararon equipos de radar contrajeron esta enfermedad en gran número. También lo hicieron los operadores de calentadores y selladores industriales de microondas. Los soviéticos lo denominaron, apropiadamente, enfermedad de las radiofrecuencias (electrosesibiloidad) y lo estudiaron de manera muy amplia. En los países occidentales su existencia fue negada totalmente, sin embargo los trabajadores enfermaron. Los testimonios en el congreso en 1981, presididos por el entonces representante Al Gore, sobre los efectos en la salud de calentadores y selladores de radiofrecuencia, fueron otro episodio para tranquilizar como que se estaba haciendo algo al respecto”. Hoy, con la proliferación en masa de antenas, torres de radio y transmisores personales, la enfermedad se ha expandido como una plaga en la población en general. Se estima que puede llegar a abarcar hasta un tercio de la población, pero raramente se lo reconoce hasta que ha discapacitado tanto a una persona que el o ella ya no puede participar más en sociedad. Usted puede reconocer alguno de sus síntomas comunes: insomnio, vértigo, náusea, dolores de cabeza, fatiga, pérdida de memoria, incapacidad para concentrarse, depresión, malestar en el pecho, zumbidos en los oídos. Los pacientes pueden también haber desarrollado problemas médicos tales como infecciones respiratorias crónicas, arritmias cardiacas, repentinas fluctuaciones en la presión sanguínea, azúcar en la sangre descontrolada, deshidratación e incluso sangrado interno espontáneo. Lo que hace esta enfermedad que sea tan difícil de aceptar, e incluso más difícil de manejar, es que ningún tratamiento probablemente tenga éxito a menos que uno pueda también evitar la exposición a su causa- y su causa ahora está en todas partes. Una investigación de 1998 por el California Department of Health Services (Departamente del Servicio de la Salud) indicó que en ese momento 120,000 californianos -y por lo tanto 1 millón de estadounidenses- no podían trabajar debido a la polución electromagnética. Los porcentajes de los así llamados electrosensibles están aumentando en casi todos los países del mundo, marginados, estigmatizados e ignorados. Con el nivel de radiación en todos lados actualmente, nunca se recuperan y a veces acaban con sus propias vidas. “Ellos están actuando como una advertencia para todos nosotros,” dice Dr. Olle Johansson de personas con esta enfermedad. “Podría ser un gran error someter a toda la población mundial a una irradiación de todo el cuerpo, las 24 horas al día”. Un neurocientífico en el famoso Karolinska Institute en Estocolmo, Dr. Johansson dirige un equipo de investigación que está documentando un empeoramiento permanente y significativo de la salud pública que comenzó precisamente cuando la segunda generación, de teléfonos celulares de 1800 MHz se presentaron en Suecia a fines de 1997. Después de una larga década de descenso, el número de trabajadores suecos enfermos comenzó a aumentar a fines de 1997 y se ha más que duplicado durante los siguientes cinco. Durante el mismo periodo de tiempo, las ventas de drogas antidepresivas también se duplicaron. El número de accidentes de tráfico, después de disminuir durante años, comenzó a aumentar de nuevo en 1997. El número de muertes de la enfermedad de Alzheimer, después de disminuir durante algunos años, aumentó bruscamente en 1999 y casi se ha duplicado para 2001. Esta demora de dos años es entendible cuando uno considera que la enfermedad de Alzheimer requiere algún tiempo para desarrollarse.

3.- Proliferación descontrolada Si los teléfonos móviles y las antenas son realmente mortales, ¿son seguras las torres de radio-televisión con las que hemos estado viviendo durante un siglo? En 2002 örjan Hallberg y Olle Johansson escribieron en conjunto un trabajo titulado “Cancer Trends During the 20th Century,” (Tendencia al cáncer en el s.XXI) el cual examinó un aspecto de esa pregunta. Encontraron en los Estados Unidos, Suecia y varios otros países, que las tasas de mortalidad por melanoma de piel y cáncer de vejiga, próstata, colon, mama y pulmones seguían estrechamente al nivel de exposición pública a ondas de radio durante los últimos 100 años. Cuando la transmisión de radio aumentó en una localidad determinada, también lo hicieron algunas formas de cáncer; cuando disminuyeron, también lo hicieron esas formas de cáncer. Y, un descubrimiento sensacional: país por país - y región por región en Suecia, hallaron, estadísticamente, que la exposición a ondas de radio ¡parece ser un factor tan importante en causar cáncer de pulmón como fumar tabaco! Lo cual me lleva a señalar una concepción errónea ampliamente difundida. La mayor diferencia entre las antenas de telefonía de hoy y las antenas de radio del pasado no es su seguridad sino su número. El número de estaciones de radio ordinarias en los Estados Unidos actualmente es menos de 14,000. Pero el número de antenas de móviles y Wi-Fi (sin cable) se cuenta por centenares de miles y los teléfonos móviles, ordenadores inalámbricos, teléfonos sin cable y radios de dos vías alcanzan los centenares de millones. Los radares y las redes de comunicación de emergencia también están proliferando fuera de control. Desde 1978, cuando la Environmental Protection Agency (Departamente de Protección del Medio Ambiente) revisó por última vez el entorno de radiofrecuencia en los Estados Unidos, la exposición promedia del habitante urbano a las ondas de radio ha aumentado 1000 veces; mucho de este incremento ocurrió solamente en los últimos nueve años. En el mismo periodo de tiempo, la polución de las ondas de la radio se ha esparcido desde las ciudades al resto como una niebla omnipresente sobre todo el planeta. Las vastas consecuencias humanas de todo esto han sido ignoradas. Desde finales de los 90 se ha creado una nueva clase completamente nueva de refugiados ambientales aquí en los Estados Unidos. Tenemos cada vez más personas, enfermas, muriendo, buscando alivio de este sufrimiento, abandonando los hogares y puestos de trabajo, viviendo en coches, tmódulos y tiendas en lugares alejados. A diferencia de las víctimas de huracanes y terremotos, no somos objeto de ningún esfuerzo de ayuda humanitaria. Nadie está donando dinero para ayudarnos, para facilitarnos un refugio protegido; nadie está renunciando a sus teléfonos móviles, a sus ordenadores inalámbricos, a sus teléfonos sin cable de modo que podamos ser de nuevo sus vecinos y vivir entre ellos. Los afectados, los enfermos, todavía no han abierto sus corazones entre ello, pero están haciendo preguntas. Para responder a la persona A (que se preocupa por los efectos): Ningún método de manos libres le protegerá de su móvil o teléfono portátil. No hay una distancia segura respecto una antena. Si su teléfono móvil o ordenador inalámbrico está activo donde usted vive, usted está siendo irradiado las 24 horas del día. Para la persona B (enferma): Proteger efectivamente una casa es difícil y pocas veces eficaz. Hay solamente unos pocos doctores en los Estados Unidos intentando tratar la enfermedad de las ondas de radio y su efectividad es pobre, porque hay pocos lugares que quedan en la tierra donde uno puede escaparse de esta radiación y recuperarse. Si la radiación baja de los satélites, también son parte del problema, no la solución. Simplemente no hay manera de hacer la tecnología inalámbrica segura

IKHANNA



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Resposta  Missatge 2 de 2 del tema 
De: UTOPIA Enviat: 16/04/2010 11:18


 
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