En la Universidad de Washington se está trabajando en un procedimiento que permite llevar las señales que vienen de la corteza motora, directamente a los músculos.
Este importante avance de la neurociencia brindaría la posibilidad a los discapacitados motores de recuperar el movimiento de sus extremidades y de devolverles su vida activa.
Experimentos con monos demostraron que estos animales fueron capaces de aprender a controlar los movimientos de la muñeca después de haberles anestesiado los brazos, pero la mayor sorpresa fue constatar que cualquier neurona de esa zona del cerebro puede estimular los músculos de la muñeca, aunque no haya sido la que originalmente tenía a su cargo ese movimiento.
Esta posibilidad exigiría además un entrenamiento de repetición, tal como se aprende la habilidad de practicar un deporte.
El objetivo de estos experimentos es lograr desarrollar una neuroprótesis que se pueda implantar en el cuerpo para recuperar el movimiento de zonas paralizadas.
El obstáculo para estas investigaciones es la dificultad que representa registrar el funcionamiento de una neurona durante mucho tiempo, porque el cuerpo produce cicatrices alrededor de los electrodos que producen la interrupción del proceso; e intentar realizar procedimientos debajo de la piel, que permitan un registro por un mayor período puede provocar infecciones y otros trastornos.
Sin embargo los científicos confían que en poco tiempo podrían devolver a los parapléjicos sus movimientos y la posibilidad de caminar.
Por otro lado, en Suiza, un equipo de investigadores está construyendo un cerebro artificial, por medio de una simulación en una supercomputadora, en el marco del proyecto denominado Blue Brain; con el objetivo de descifrar cómo funciona el encéfalo.
Henry Markram, es un biólogo que desde hace quince años está estudiando a las neuronas. Es el fundador del Instituto Brain Mind, dedicado desde 2002 al estudio de la estructura, función y plasticidad de la corteza cerebral, a través de una supercomputadora.
Para tener una idea aproximada de la complejidad cerebral, basta decir que en el superordenador se encuentran ocho mil microchips, cada uno con la función de simular cómo se comporta una neurona; y esto corresponde solamente a un milímetro cúbico de tejido neuronal de la corteza cerebral de una rata.
En este laboratorio de alta tecnología pueden ser investigadas hasta doce neuronas con sus conexiones respectivas en paralelo.
Estos datos constituyen la base de la construcción de un modelo computerizado de una columna cortical, que consta de diez mil neuronas con su propia peculiaridad individual, simulador informático capaz de igualar los procesos biológicos hasta el nivel celular más profundo.
En 2007 se cumplió la primera etapa de este proyecto, quedando demostrado que la investigación a través de la simulación informática es factible también en el campo de la neurociencia; y a partir de este trabajo se puede saber con exactitud qué datos son imprescindibles para la simulación en este ámbito.
Sin embargo, de la comprensión hasta lo más profundo de sus componentes de un solo milímetro cúbico de neuronas, hasta el conocimiento de la bioquímica molecular de un cerebro humano total, que involucra diez millones de neuronas más, todavía queda un largo trecho.
No obstante, es posible que dentro de no muchos años, el proyecto Blue Brain pueda ofrecer a la ciencia médica, los servicios de un laboratorio virtual capaz de investigar las causas de enfermedades neurológicas, así como también los resultados de nuevos medicamentos para su tratamiento, evitando esta tecnología, por otra parte, los experimentos con animales.
Un modelo de un cerebro computerizado permitiría ampliar las posibilidades de comprobar teorías sobre el aprendizaje y la memoria; descubrir nuevas técnicas para el tratamiento de enfermedades neurológicas y estar a disposición de la investigación a nivel mundial.
Aunque lo más difícil de investigar científicamente serán siempre los factores relacionados con la conciencia, como la motivación, la intención, la experiencia y los factores socioeconómicos que se combinan e influencian la salud y la conducta humana, variables intervinientes difíciles de captar biológicamente en un laboratorio.
Fuente: “Motilidad Cerebral”, de Sharon Guynup, y “Simulación Cerebral”, de Félix Schürmann, en Revista Investigación y Ciencia, Mente y Cerebro, de julio/agosto 2009