El trébol de cuatro hojas ha sido, desde tiempos inmemoriales, considerado un símbolo mágico protector ante la mala suerte, ante la locura, ante la ruina económica y ante los males que pueden destruir la unión entre dos personas. Incluso los cristianos llegaron a considerarlo una representación, de la mano de la Madre Naturaleza, de la cruz en la que murió, para finalmente resucitar, Jesucristo. Según los científicos, por otro lado, el trébol de cuatro hojas no es sino una mutación, algo que falló en la genética y que produjo una anomalía. Dicen que si hablamos de probabilidades, la de encontrar uno es de nada menos que una entre diez mil, (claro que, si lo miramos así, ¿acaso eso no es tener suerte?). Por cierto, hoy en día están considerados una especie vegetal en vías de extinción. Pero volvamos a su simbología… Ya hemos visto que sus poderes son amplios, que protegen el amor, la riqueza y hasta la salud mental. Se sabe que en el Antiguo Egipto se regalaba a los que iban a unirse los tréboles de cuatro hojas para que su amor perdurara a través del tiempo, y los niños los llevaban al cuello como protección ante el mal. Pero, ¿ de dónde parte la magia del trébol de cuatro hojas?. Según cuenta una antigua leyenda, todo empezó cuando Eva fue arrojada del paraíso y en su marcha cogió uno de estos tréboles peculiares para que la protegiera frente a seres maléficos invisibles que, de esta manera, serían mostrados ante sus ojos y de la locura ante tanta visión terrorífica. Así, este tipo de trébol adquirió poderes mágicos y se ha convertido, a lo largo de los siglos, en protagonista de diferentes rituales que buscan la buena fortuna tanto en el amor como en la prosperidad. Así, por ejemplo, llevar uno en la cartera beneficia tu economía y ponerlo en tus zapatos te ayuda a caminar con buen pie. En cambio también existe una creencia arraigada que afirma que si una mujer soltera en edad de casarse encuentra uno, (por casualidad, por supuesto), se casará con el primer varón que encuentre en su camino a partir de ese instante. Ahora bien, no despreciemos al trébol de tres hojas que también tiene su importancia a lo largo de la historia. Por ejemplo tenemos el caso de Irlanda, la cual cada 17 de marzo celebra el día de su patrón, San Patricio, que llevó el evangelio hasta los celtas que habitaban la isla en el siglo V, explicándoles gracias a un trébol de tres hojas la existencia de la Santa Trinidad, convirtiendo a esta pequeña y humilde planta posteriormente en emblema del país.
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