El Amor quiere sobrevivir...
Qué díficil es ...,
a veces , Amar...,
imposible conseguir,
a los sentimientos domar,
ahora me dejo sentir,
y después no me lo puedo permitir,
ahora sí, ahora no,
el corazón reclama vivir...,
y no, que se le quiera ahogar,
entonces sufre intensamente por ello,
y no puede respirar.
Nuestras emociones,
bloqueadas quedan,
y obtenemos insatisfacción,
pena e infelicidad,
el corazón siempRe protesta,
ante tal encarcelamiento,
sus razones y argumentaciones expone,
en su legítima defensa,
aquellos que considera justos y nobles,
de todó no las entiende;
sus motivos la mente da,
es incorrecto, no es conveniente,
no sabes lo que la amada siente,
no conoces si te corresponde,
y en que medida y forma,
hasta donde su amor,
es capaz de llegar,
cuánto y como será su entrega;
pero no se puede evitar,
lo que se siente,
y es complicado lograr refrenarse,
pues una vez que se siembra,
una buena simiente,
la semilla del Amor,
vida propia tiene,
de si misma se alimenta,
su haliento de vida,
le lleva a crecer y desarrollarse
hasta que al final ,
en su maduración,
nos viene a regalar,
con sus hermosas flores,
Belleza y pura pasión,
y sus Radiantes y jugosos frutos...
El Amor luchará por sobrevivir,
a pesar de los obstaculos,
limitaciones y opresiones,
mientras le quede un soplo de vida,
hasta que se agoten todas sus fuerzas;
voluntariamente el Amor,
no se da por vencido,
a no ser que le quiten la vida del todo,
o muera de desencanto,
frustración o tristeza ,
tristeza de Amor,
y calle totalmente ,
su romántico canto...
y empiece a marchitarse ,
la Rosa del Amor...,
hasta morir...,
morir de Amor...
Amor ...,
Eterno Tesoro...,
El Amor no puede negarse a Amar...,
cada vez que se le pida,
y Eternamente...
Acaso puede el Sol,
negarse a dar su Luz...,
y evitar dar su Calor,
y la Rosa puede esconder ,
y no mostrar,
Toda su Magnifica Hermosura,
y toda su Delicadeza...?
El Amor ,
no puede negar su Naturaleza,
Todo lo abarca,
y Todo lo perdona,
mira siempre hacia adelante,
sin oponer resistencia,
va mas allá de la apariencia,
no aprisiona ni obliga,
tan solo ama sin medida,
y es aún mas grande que su grandeza,
la única y verdadera luz,
que sobrevive a las vilezas,
consuelo y guía ,
de nuestras existencias...
Amor...,
antorcha encendida,
por entre las tinieblas,
que seriamos sin ti...
Amor...,
ultrajado amor,
por los constantes vaivenes,
de las apagadas conciencias...
Amor...,
tu Sabiduría es Infinita,
y atemporal tu presencia,
tu Sublime Aroma de Rosas,
que a tus divinas mejillas sonrojan,
tu que aún brillas,
en los fríos tiempos,
de las sienes nevadas...
permanece tu sutil frescura,
y tu inocencia ininterrumpida,
a pesar de todas las heridas...,
el Amor siempre ve una salida,
El Amor quiere sobrevivir...,
Victorioso Amor…,
nada ni nadie,
puede hacerte desaparecer,
ni siquiera el Desamor,
pues renace de sus cenizas,
después de las ascuas,
del desengaño o la traición,
después de las dolorosas espinas,
nace y se abre de nuevo ,
otra bella flor,
aún más fuerte y hermosa,
una preciosa Rosa,
regada con las aguas,
límpidas y cristalinas,
del santo ser,
y bañadas por el cálido sol,
que habita en el generoso corazón,
oxigenada con el lindo sentir,
de la Amada Alma,
y con la fuerza vital,
del Profundo y Elevado Espíritu ancestral...
La preciosa y delicada Rosa,
Del inextinguible Amor,
Nace una y otra vez,
Vida tras vida,
a través de los infinitos tiempos …,
con diferentes nombres cada vez,
pero con la misma,
inconfundible esencia,
con diversas vestiduras,
pero con la misma inigualabe y divina elegancia,
con diferentes palabras,
y sin embargo con la misma armoniosa melodía,
con diversos embriagadores perfumes,
y etéreas fragancias,
aunque con el mismo bálsamo sanador,
con variadas letras,
pero con la misma canción,
como diamante con diversas tallas,
pero con la misma sugerente y amable sonrisa,
con numerosos y misteriosos milagros,
pero con la misma mágica Luz…
Insondable energia …,
Pleno de pureza …,
Abundancia de compasión,
Rebosante de misericordia,
Prontitud de perdón,
A pesar de todos los avatares,
Que encuentra en la vida,
El Amor quiere sobrevivir…
ANGEL YOFIEL