Era una noche de esas en las cuales me sentía sin fuerzas, pese a considerarme un “buen servidor” no estaba viendo en mi vida nada de lo que Dios me había prometido, las cosas no estaban marchando bien y mi corazón se sentía herido por muchas cosas que estaban pasando a mi alrededor.
Por un momento pensé la típica frase que aquellos que creemos que somos “buenos” y que merecemos “más” de Dios solemos decir en algún momento de nuestra vida: “Señor, si yo te sirvo con todo mi corazón, ¿Por qué permites que me pase esto?”. Y es que a veces creemos que Dios tiene que tener trato preferencial con nosotros y por ello no tienen que venir a nuestra vida momentos difíciles, ¡Que equivocación más grande!
Todos seguramente hemos pasado por una noche de esas en las que por alguna extraña razón nos sentimos desprotegidos de todo, que al ver los cambios tan drásticos que está ocurriendo en nuestra vida y nuestro entorno sentimos que algo está fallando.
Mientras estaba en mi cuarto, pensaba en todo lo que yo anhelaba que sucediera, pero volviendo a mi realidad todo era lo contrario, mientras lloraba hablando con Dios sentía una presencia única, y es que esa era una noche de esas en donde Dios se habría de manifestar en mi vida.
Yo creía tener el plan perfecto para mi vida y lo que anhela en el Señor, pero hasta ese momento no me había podido percatar que esa noche, era una noche de esas en las que Dios iba a comenzar a dar forma a lo que realmente El quería para mi vida.
Como la noche que hablo con Abraham y le dijo: “Mira ahora los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar. Y le dijo: Así será tu descendencia” y es que esa también era una noche de esas.
Y es que a veces creemos que tenemos el plan perfecto para nosotros, lo trazamos creyendo que se tiene que cumplir tal y como lo escribimos, pero lo que muchas veces no nos damos cuenta es que Dios tiene trazado para nosotros un plan perfecto, mejor que el que nosotros pensábamos que era el mejor.
Todo lo que estaba sintiendo esa noche y lo que en mi vida estaba sucediendo, era la pauta que provocaría que el plan perfecto de Dios se llevara a cabo en mi vida. Hasta antes de ese momento, yo creía que todo estaba destrozado, que los planes que tenia para mi vida se habían venido abajo y que nada volvería a ser lo mismo.
Y definitivamente no iban a ser lo mismo, porque Dios comenzaba a obrar de la manera más perfecta que lo podía hacer, mi vida iba a tomar el giro que se necesitaba para llevar a cabo el PLAN PERFECTO DE DIOS.
Fue una noche de esas en las que Dios me dio nuevas fuerzas y puso la paz en mi corazón de que lo nuevo que vendría iba a ser mejor de lo que estaba dejando en el pasado en ese momento.
Querido amigo y amiga, hoy quiero decirte que a veces es necesario que vivamos una noche como esas, en donde sentimos que todo se vino abajo, pues eso será nada mas la pauta para que el PLAN PERFECTO DE DIOS comience a dar forma en tu vida.
Y es que Dios es un Arquitecto de primera, sus planos son perfectos y los mejores trazados que pueden existir, por tal razón cuando una noche de esas se presente, mira las estrellas del cielo porque así serán las bendiciones que Dios derramara sobre tu vida.
Si estas pasando un momento difícil te invito a que esta noche puedas ir delante del Señor y se pueda convertir en una noche de esas, una noche inolvidable y que marque tu vida por siempre.
Dios tiene un Plan Perfecto para ti, nunca lo dudes.
Enrique Monterroza