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NO TENGO EXPLICACIONES QUE DARTE
Quién eres...
¿Quién eres... en realidad...? ¡..Vamos..! Dime la verdad..! Un ser humano no es capaz de escribir estas cosas ni de así aconsejar, a menos que tenga una intuición divina, una conexión directa con el cielo. ¿Quién eres...? Que desde el mismo día de tu llamada me tienes flotando inexplicablemente en lo etereo. Dime, exijo que me digas. ¡Quiero saber la verdad... Quiero que me digas quién eres y acercarme a aquél que te enviara. Tiemblo con esa carta que recién me escribieras, igual que temblé al escuchar esa voz melodiosa en la mañana.
¿Quién eres, que has hecho que no pueda abrir mi boca, que no pueda pronunciar ni una palabra? Esta boca que, por naturaleza, nunca queda callada..? Que no he podido responder a tus escritos, cuando yo suelo debatir abiertamente en situaciones perturbadas...? Que no suelo sentir ni siquiera mis latidos en paz sobre mi cama, y hoy dentro de aquel ruido podía escuchar mi taquicardia?
¿Qué haces en mi vida...dime? —Tampoco es que te vayas; quisiera que entraras tan adentro que ya, ni destrozando mi cuerpo, te encontraran. ¿Por qué has llegado hoy? ¿Por qué este retraso, que me ha costado errores llamados `experiencias` y `lecciones` y lágrimas, cuando muy bien que pudiste evitarlas? ¡.. Me dirás que no es tarde...! Que has llegado muy a tiempo para salvarme, mientras me matas tú con la emoción que siento al conocerte, con la emoción que siento al encontrarte. Da igual. Me matas.
Mas nunca pensé que la muerte fuera placentera. Creo que no existías y acabas de nacer para mí. ¿Por qué, ...? ¿Por qué le has dado fuerzas a mi alma? ¿Por qué apareces en el medio de la tempestad, y así me traes la calma..? ¿Por qué antes no morí... por qué has llegado hasta mí, y yo hasta aquí..? Oh, mi Dios; una deuda más contigo... ¡..y cara..! ¿Por qué en esta etapa de mi vida me has asignado un ángel, cuando no lo esperaba..? Si no tengo en mi haber con qué pagarte; si sabes que no tengo nada..! Que sólo queda un corazón maltrecho... y muy lleno de lágrimas..!
Y -para colmo- ella las enjuga por mí, secándome la cara, mientras un dulce beso en mi mejilla también me regalara..! ¿Por qué me has hecho esto, mi Señor..? No tengo ni la salud, ni el temple, ni las fuerzas, ni las ganas de enfrentar esta dádiva que apenas me regalas. Y para colmo, no quieres ni las gracias. Y no es que quiera devolverla, al contrario, aquí mismo en mi pecho es que quiero enterrarla, para que no se aleje nunca, y que nunca escapara..! Mejor me hubieses muerto en una lápida; como se mueren todos. Como se entierra el ánima. ¿Por qué haces que aun mirando hacia la tierra, sólo observe su rostro, que está como en las nubes; así de alta..?
No... no es que no te lo agradezca; ¡..comprende...! Es que... es que me enfada que después de haber triturado toda mi juventud, en mi vejez me amparas... y me envías una guía, un camino, unos pasos que aquella vez no caminara...! No estoy llorando, mi Señor; éstas son... lágrimas. Pero no de dolor, sino de gracias. Son las lluvias del tiempo que sin querer se escapan. Ya no puedo llorar; lo olvidé en otra etapa. Sólo sé hacer sufrir, y que otros lloren por mi causa. Mejor quita del medio mi inútil existencia, que ya me amarga. Que me apesta... que me arrastra..! Mejor deja este ángel para alquien que lo ansiara; para quien lo merezca, para alguien que no lo maltratara..!
¡No lo quiero...! ¡Mas no sé devolver lo que me dabas. O cuando menos, deja decirte `gracias`. ¡..Anda...! ¡..Anda tú, mi Señor...! ¿Por qué mejor no aclaras..? ¿Qué le voy a hacer yo, si acabas de aliviar mi carga..?
¡Te mentí, mi Señor..! No se te ocurra de mi faz quitarla. Ya no podría vivir sin ella; ya aprendí a amarla. Si me la quitas muero, de penas y de rabia. Nunca quise decir que la quitaras. Es que desde hace tiempo me hacía falta. Y me la traes ahora, viejo y sin alma, que ya no río, que ya mis ímpetus... están en total calma. Que mi fuerza ha mermado, y si tuviera que llevarla ya no podría... ni siquiera arrastrarla...! Y para colmo, viendo mi desesperación, no dices nada...!
-Calla. No tengo explicación que darte. Eres un hombre y yo soy tu Dios. Ése es tu ángel. ¡..Amala..!.
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