PARA FLORECER
era la época de las flores y las gentes las recogían
para llevarlas al altar de los sacrificios:
Y El les platicaba así:
Hombres y mujeres: Nunca aprenderán.
¿Acaso piensan alabar al Cielo tomando algo
que El puso con un fin sobre la Tierra?
¿Creen de veras que destruyendo la vida de estos seres,
halagan a Nuestro Creador?
Estas criaturas no fueron puestas sobre la Tierra
para tomarlas y abusar de ellas por ser inferiores,
al igual que tampoco lo fueron los animales,
ni los pájaros, y mucho menos
sus hermanos los hombres.
Si realmente necesitan de las plantas
o de los animales para alimentarse,
tomen sólo aquello que puedan comer,
mas no se dejen llevar por la avaricia
porque ello desequilibra la Tierra.
Si quieren levantar un altar al Eterno,
tomen por altar la misma Naturaleza y cuídenla;
porque más alegrarán a su Dios
dejando cada flor y cada animal y cada hermano suyo,
donde están, que cortando sus vidas.
¿A poco no comprenden que se
llevan la muerte y dejan la vida?
Miren las flores cómo se visten
de todos los colores y cómo vibran al sol.
Miren cómo alegran el valle.
¿No es ya éste un altar?
Déjenlas pues, y tomen su ejemplo para florecer.
Y sean ustedes las flores que decoren los templos,
porque es verdad que un pobre jacal
lleno de Amor supera al mayor palacio lleno de flores.
Dejen pues ya las apariencias
y no se engañen poniendo bellas fachadas
por fuera de sus corazones.
Del libro Así Hablaba Quetzacoatl, Caitl Acotl