“Primer amor nunca se olvida. Primer amor es el dolor. Es cosa de la edad, que a veces es dolor. Dolor y soledad, amor tan solo amor, es algo de verdad, verdad, es el amor”. Así comienza esa hermosa canción.
Tengo novia. Mi primera novia, me dijo hace unos meses. Qué alegría tener una primera novia. Yo veía cómo se iluminaban sus ojos, cómo sonreía. Nunca había tenido una novia, una relación. No sabía cómo debía comportarse, porque siempre quiso que alguien lo amase una primera vez. Tenía muchas amigas, pero quería tener va alguien al lado. Y así fue.
Sentía que la alegría estaba en todas partes. No se cambiaba por nadie. Era como si el mundo empezara a girar por primera vez. No había otra persona en el mundo sino ella. Esa otra personita, una bella niña. Una mujer tierna, inteligente, adorable para él. Hablaba y hablaba de ella en todas partes. La llamaba, salían, conversaban, celebraban. Estudiaban, reían.
Eso ya pasó, me dijo. Hoy, noto tristeza en su mirada, en sus palabras, soledad en su corazón. No he querido decirle nada al respecto, porque creo que así debe ser. Debo entender ese silencio como algo muy natural, normal para esos momentos de alegría que vivió pero que ya no están con él.
Su primera novia fue como esa primera novia que en alguna época tuvimos. Así, con ternura, con romanticismo, con amor. Un amor dulce, sencillo, sincero y alegre. Un amor que respiraba cariño por todos los poros. Y ese primer amor empieza a llenar de recuerdos nuestro camino de la vida. Ese camino que soñamos pleno de alegrías, porque creemos que las espinas no existen.
El primer amor descorazona cuando menos imaginamos. Llena nuestra vida de tristeza, porque ese primer amor lo soñamos como el único y lamentablemente, encontramos que no es así.
Hoy, encuentro que son muy pocos los casos en los cuales podemos hablar de romance, cariño, ternura al ver en la calle niños y niñas que cambian de pareja constantemente. Niños que creen sentir algo, porque invitan a una niña no solamente a caminar, sino a compartir mucho más allá. Niños que apuestan con otros para ver cuál es el primero que “corona”. Qué lástima que estemos viendo cómo crecen sin crecer y son desaforados descubriendo todo lo sexual sin darle tiempo a la vida.
Qué tristeza que muchos niños no entienden que el significado del amor es grande y maravilloso. Hoy, vemos cómo hay padres que creen que son muy modernos porque sus niños ya pueden utilizar condones o invitar a su novia a la finca a pasar un fin de semana. Estamos en el Siglo XXI y los que no se adapten se quedan en tiempos arcaicos.
Por eso, esa personita, ese joven no debe estar triste. Debe entender que comienza esas etapas de la vida en las cuales hay cariño, hay ternura, hay amor. Hay un primer amor. Me duele que se sienta mal, esté triste, pero no quiero interferir en nada. Quiero que comprenda que el camino de la vida no es fácil. Que debe seguir adelante. Habrá momentos de más amor, conocer más niñas interesantes, inteligentes, serias, amables.
Gracias a Dios, siempre ha respetado y ha entendido que las niñas merecen mucho cariño. Gracias a Dios, aprenderá a vivir la vida y a ver cómo le da éxitos, triunfos y en un futuro no muy lejano, habrá otra personita que le ayudará a crecer como él desea.
Y le doy gracias a Dios porque esos valores que aprendió, nunca los ha traicionado. Gracias a Dios porque ese joven seguirá alimentando su corazón con fe, fortaleza y confianza. Aunque ahora le duela el alma, aunque haya lágrimas, tendrá, para siempre, el hermoso recuerdo de un primer amor.
“Primer amor nunca se olvida. Primer dolor es el amor”
Manuel Gómez S
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