Alabado sea Jesucristo…
Sé que en este momento necesitas un regalo especial que ilumine tu vida. Por eso te envió a mi ángel, para que llene de magia tus días. Solo tienes que elevar tu alma y sentir su cálida presencia. Entrégale tus lágrimas, que él las transformará en perlas. Regálale tus silencios que de ellos hará dulces melodías que entonara en el cielo.
Mi Ángel te hará un regalo… Será un dulce beso que lloverá del cielo que sentirás como una caricia de mi mano amiga. Y en sus bellas alas de seda yo te envió este beso para darte mi alegría, mi comprensión y una cálida compañía.
No estas sola, no estas solo, porque siempre estaré contigo. En tus momentos de felicidad, yo reiré contigo y en tus días de desolación yo te daré abrigo.
Los amigos son Ángeles que nos elevan en sus alas cuando no podemos volar y desistimos del vuelo. Que nos besan el alma con sus palabras de seda, que nos toman la mano para brindarnos consuelo.
Siente sus alas como te abrazan para secar tus lágrimas y darte amor, para escuchar tus palabras, para iluminar tus días, para brindarte confianza y sembrar sosiego a tu andar.
Y recuerda que este es solo un momento en que tus alas se han cerrado por una tristeza que yace en tu dulce corazón. Pero sé que mi Ángel con la dulzura de un beso pintará tu tristeza con los colores del amor.
Descansa en la serenidad de espíritu que te brinda su presencia y disfruta de tu vuelo, solo tienes que creer en ti. Y comienza a volar en los besos que llueven desde el cielo… Que son mis brazos, mis fuerzas, mi ternura y mi amistad.