EL DERECHO A SOÑAR
Este derecho no figura entre los treinta derechos humanos que las Naciones Unidas proclamaron a fines de 1948.
Pero si no fuera por él y por las aguas que da de beber, los demás derechos se morirían de sed.
Diremos pues:
-El aire estará limpio de venenos de las máquinas y no tendrá más contaminación que emana de los miedos humanos y de las humanas pasiones.
-La gente no será manejada por los automóviles ni programada por las televisiones. El televisor dejará de ser el miembro más importante de la familia y será tratado como la plancha o la lavadora.
-La gente trabajará para vivir en lugar de vivir para trabajar.
-Los economistas no llamarán nivel de vida al nivel de consumo, ni llamarán calidad de vida a la cantidad de cosas.
-Los políticos no creerán que a los pobres les encanta comer promesas. El mundo no estará en guerra contra los pobres sino contra la pobreza y la industria militar tendrá que declararse en quiebra para siempre jamás.
-Nadie morirá de hambre ni nadie morirá de indigestión.
-Los niños de la calle no serán tratados como si fueran basura, porque ya no habrá niños de la calle. Los niños ricos no serán tratados como dinero porque ya no habrá niños ricos.
-La educación no será privilegio de quienes puedan comprarla.
-La policía no será la maldición de quienes no puedan comprarla.
-La justicia y la libertad, hermanas siamesas obligadas a vivir separadas, volverán a juntarse, bien pegaditas, espalda contra espalda.
-La Iglesia dictará el undécimo mandamiento: "Amarás a la Naturaleza de la que formas parte."
-Todos los penitentes serán celebrantes y no habrá noche que no sea vivida como la última ni día que no sea vivido como el primero.
Eduardo Galeano.
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