Ahí, donde la vida duele,
yo te siento muy adentro,
ya eres parte de mis sienes,
de mis horas y mi sustento...
Cuando sonriendo vienes
y te presiento contento,
el cielo se ilumina en ciernes
como fiesta de amor irredento.
Tú representas mis bienes.
Tú llenas mis horas de aliento.
Tú eres para mí las naciones,
el aire, la razón y el concierto
de todo cuanto existe, tú eres
el latido, sublime portento.
Por eso, al darme las mieles
en tus manos de dulce talento,
yo, te regalo, si quieres
un "te quiero" gritado al viento
y el tiempo que de vida me quede...
A m a n e c e r, tu e s p o s a...