Como estoy aquí contigo, cuando no estás aquí, yo sigo igual,
mi ser continúa fluyendo con el mismo rumbo.
Cuando allí no hay nadie, sigo siendo el mismo.
Cuando estás allí, soy el mismo.
Si cambiara, el yo estaría presente, pues el yo existe en la relación.
Cuando llegas allí, entra el yo, se torna activo y vivo.
Cuando te vas, el yo se vuelve perezoso, se queda dormido.
Entonces, se produce un cambio.
Contigo o sin ti, mi vacío sigue siendo el mismo.
El interés sigue fluyendo.
El amor continúa circulando.
No hay amante.
No puedo elegir amar o no hacerlo.
Si pudiera elegir, estaría allí.
La relación existe de tu lado y seguirá existiendo hasta que te abandones.
Entonces, el abandono es la más profunda y la más grande de las relaciones;
y también el final de toda relación.
Si te abandonas, has llegado a la relación más profunda posible.
Más allá de ese punto, la relación desaparece.
Una vez que logras la iluminación,
porque el abandono es uno de los aspectos,
y la iluminación es la otra cara de la moneda.
Es la misma puerta.
Cuando entras, en la puerta dice:
‘Abandono’. Cuando has entrado y vuelves la vista atrás,
en la puerta está escrito:
‘iluminación.’ Es la misma puerta!
De un lado es la entrada, del otro la salida.
OSHO:
Del libro Mi Camino, El camino de las Nubes Blancas