Apenas llueve en el jardín, mientras te espero,
Las suaves ondas del sueño me acompañan,
El eco de tus pasos me estremece,
Mi alma se agita, es inminente tu llegada.
Siento en la brisa el calor que te precede
Y oigo el confuso rumor de tus palabras,
Adoro oír tu voz, cuando me nombras
Pues, de suspiros el pecho se me inflama.
Y desbocadas, escapan mis pasiones,
A naufragar en el mar de tu mirada,
El misterioso crepúsculo de sombras
Desaparece ante tu boca, que me llama.
Corro a tu encuentro en el jardín, y apenas llueve,
Mis pies descalzos, se humedecen con la grama,
Y me sumerjo en la tibieza tus brazos
Hoy como siempre, antes de la madrugada.
M. Brandan.