Que nada ni nadie, por ningún motivo, te impida disfrutar de
la experiencia cotidiana de amar y sentirte amado; de ocupar
un primer plano en la mente y en el corazón de la persona
amada.
No es posible vivir sin amor.
Muchas personas piensan
que lo primero es sentirse amado y después amar.
Cualquiera
que sepa mucho de amor, estará de acuerdo con la opinión
de Cyrano de Bergerac:
“El amor es la pasión por la dicha del otro”.
Esa es la grandeza del verdadero amor que dignifica al hombre,
le perfecciona y realiza.
No existe una obra más bella que un acto de amor que busca, por encima de todo,
el bien de la persona amada más que el suyo propio.
Cuando en tu mente y en tu corazón aparece en primer plano,
por todo y para todo, la imagen, la vida y la felicidad
de una persona que llega a importarte más que tú mismo, y
vives para procurarle felicidad, entonces amas, sin límites y
con todo tu ser.
Pero ese amor, no se completa si en la
mente y en el corazón de esa persona, tú no apareces
también en un primer plano y le interesas hasta el punto
de que busca y prefiere tu felicidad antes que la suya
propia.
Esto sí es amor, lo demás, será enamoramiento,
pasión.
Pero… el amor, amor que llena y transforma
por completo la existencia de cualquier persona,
es no poder no amar a quien ya se ama.
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