Querido amor:
He comenzado con los recuentos de esta historia, esa que dice mucho de nuestro amor, sentada en el silencio de la noche, espacio que me permite fluir desde mi interior con la tranquilidad necesaria para expresarte el sentir que en mi corazón se anida.
El día ha finalizado entre bostezos y esperanzas, secretos que en viva voz claman la necesidad de sentirnos, de seguir en el amor, siendo partículas dentro del Universo, ese que es tan inmenso como nuestro sentir.
La tarde se presto para mis recuerdos, en la quietud de mis horas, mientras los segundos se hilvanaban en un tic tac casi sigiloso, extraviada en los silencios, en los secretos de mi conciencia, retomando tu sonrisa que imperecedera en el tiempo, yace en los más recónditos espacios de mi memoria, donde has poseído el todo.
Expresarte un nuevo te amo, sería pretender agregar agua a la inmensidad de los océanos, es pretender colgar nuevas estrellas en el firmamento, pues el amor se hizo inmenso desde que llegaste a mi vida.
Abril se ha marchado con sus pasos cansados, desnudo mi espalda de besos, posó melancolía en los rincones de algunas tardes, susurro nostalgia en el eco de una melodía, más se hizo mi amigo en los nocturnos insomnes, espacios que me permitían pensarte con alegría.
Hoy, el trazo de mi pluma es elocuente ante el lienzo blanco de las páginas que esperan mis confesiones, hablar de amor, ir desnudando las palabras exactas que danzan en la armonía de una oración, esa que se ira desperezando ante tu mirada, cuando entre tus manos un papel con trazos en azul, te dirán cual latidos de un corazón, las expresiones casi exactas de esta confesión.
Te amo