Y vuelo donde mi hermana, hacia otros veranos, otras estaciones, otras edades.
Ya no para que seque mis lágrimas con su pañuelo rosado, untado de tierra y caramelo
Como cuando en la escuela acudía a ella con la rodilla sangrando, o la veía invencible para defenderme de los otros niños que me pegaban. Ni en las noches de hospital en las que tantas horas estuvo conmigo, ni cuando éramos dos adolescentes compartiendo la incertidumbre de crecer. Ella no hará ninguna pregunta, en la silenciosa calidez de su abrazo, mi corazón escuchará las mismas palabras que regresan de nuestro ayer: no tengas miedo, estamos junticas ahora. Y aferrara mi mano, mientras la calma del paisaje se nos entra por los ojos, que ya no lloran mas . ALBA